Agencia Reforma
En 2006, la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que no existe evidencia científica de que la exposición a las radiaciones por el uso de celulares y sus respectivas estaciones de bases provoquen efectos negativos en la salud. Sin embargo, nuevos estudios sobre los efectos a largo plazo y reportes alternativos han hecho que el debate continúe.
El experto en el estudio de radiaciones y celulares, Kenneth Foster, considera que después de 3 décadas de investigación, aún no hay indicios claros sobre los beneficios de reducir el uso de estos aparatos o de otras tecnologías inalámbricas.
“No tiene sentido ofrecer un consejo precautorio en contra de riesgos que son especulativos. Se obtienen verdaderos beneficios de los celulares y de otras tecnologías, como el Wi-Fi”, dice el investigador de la Universidad de Pennsylvania.
En cambio Gerd Oberfelk, investigador del Departamento de Salud Pública de Salzburgo, Austria, considera que existen suficientes elementos para aplicar no sólo un principio precautorio en el uso de teléfonos celulares, sino restringirlo a niveles “seguros”.
“Los gobiernos deberían reducir la exposición humana a las emisiones de radiofrecuencias, implementar grupos de evaluación a nivel nacional e internacionales y promover mayor investigación en salud pública que se enfoque en la relación entre síntomas y la exposición a estas radiaciones”.
Controversia
Uno de los estudios más ambiciosos que se han hecho para evaluar la relación entre cáncer y celulares es Interphone, que analiza las investigaciones epidemiológicas en 13 países. Sus resultados finales aún no se publican, pero algunos de los estudios que serán tomados en cuenta sugieren que no hay evidencia de una relación causal. Para Oberfelk, Interphone “es una tragedia” porque sus conclusiones preliminares están sesgadas y no incluye estudios que sí han encontrado un vínculo entre el uso del móvil a largo plazo (10 años o más) y el riesgo de desarrollar tumores cancerígenos.En 2008, la revista International Journal of Oncology publicó un meta-análisis de estudios realizados en distintos países, encontrando que después de 10 años de exposición al celular se duplica el riesgo de gliomas para la exposiciones del mismo lado que se sostenía el aparato. También se encontró un riesgo de 2.4 veces para neuromas acústicos.
Pero el equipo de investigadores, encabezados por el oncólogo y epidemiólogo Lennart Hardell, del Hospital de la Universidad de Orebro, Suecia, admite que aún se requieren más estudios para llegar a conclusiones contundentes.
“Claramente necesitamos más estudios sobre el uso prolongado del celular para evaluar los riesgos del cáncer”, dijo uno de los coautores, Michael Carlberg, en la revista Salud Pública de México.
Más investigación
Un reporte de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, publicado el año pasado, urgió a realizar más investigación sobre los efectos a largo plazo de la exposición a los celulares.
Un tema sobre el cual se necesita más comprensión, dice el reporte, son los efectos potenciales de la exposición a radiofrecuencias de baja intensidad en oposición a la información actual, que evalúa efectos concretos durante tiempos cortos de exposición.
Otras líneas de investigación son las tasas de absorción de radiación en adultos y niños y la evolución de nuevas antenas y sus efectos de radiación. Según la OMS, en los 10 últimos años, diversos gobiernos e institutos de investigación nacionales han destinado más de 250 millones de dólares al estudio de los campos electromagnéticos, aunque aún no existen resultados definitivos. En gran parte, dicen los científicos, se debe a que el uso masivo de los aparatos comenzó hace relativamente poco tiempo y aún no se perciben los efectos a largo plazo.