Georgina Montalvo
Agencia Reforma
-¡Qué niño tan berrinchudo!
-Pobre, es que es hijo único.
-¡Qué niña tan egoísta!
-Déjala, es que es hija única.
Aunque a una gran cantidad de adultos les molesta toparse con niños y niñas con comportamientos como esos, y además, mimados, consentidos, caprichosos o retraídos, se suele explicar que son así porque “no tienen hermanitos”.
Sin embargo, Gabriela Garmendia, terapeuta familiar del Instituto Personas e Isabel Gutiérrez Niebla, pedagoga de la Universidad Panamericana, explican que papás y mamás de los hijos únicos son los responsables de formar esas actitudes en sus hijos.
De hecho, los padres “heredan” a esos niños su misma visión sobre la situación.
Por ejemplo, si la pareja tiene un solo hijo por problemas reproductivos y no por elección propia, el niño o niña cargan sobre sí el peso de ser un hijo muy anhelado, por lo que los padres pueden tender a sobreprotegerlos y así transmitirles algunos miedos.
Pero también se puede caer en la sobreexigencia, pues al ser el único, es quien debe “poner en alto el nombre de la familia”.
“La pareja con un solo hijo debe estar en mucho diálogo, brindarle al pequeño o pequeña las mismas oportunidades que puede tener cualquier niño”, considera Gutiérrez Niebla.
Estas son algunas ideas que aún rondan dentro de la concepción social sobre ser hijo único y algunas sugerencias de las especialistas en familia y educación, para ayudar a niños y niñas sin hermanos a integrarse mejor a la sociedad.
Va a crecer solito
Aunque en casa puede estar solo la mayor parte del tiempo y no vivirá el escenario donde debe “esperar turno” para ser atendido por papá o mamá, es necesario que se integre a actividades grupales donde conviva con más niños y niñas de su edad.
Hacerlo también le permitirá entrenar su sentido de tolerancia a la frustración porque estará consciente de que no es la única persona que requiere atención en determinado momento y que debe esperar tranquilamente mientras a él o a ella le corresponde su turno.
Se va a volver un nerd
Está comprobado que los hijos únicos tienen un vocabulario más amplio que quienes sí tienen hermanos, esto es resultado directo de que una gran parte de ellos convive regularmente con adultos.
Si alguien dice que su hijo “parece un adulto chiquito”, lejos de sentirse halagado, debe preocuparse, pues es un indicador de que le falta pasar tiempo con iguales para que viva plenamente cada etapa de su vida.
En casa o con la familia cuide que no esté presente y no lo haga participar en conversaciones de temas que corresponden exclusivamente a los adultos.
De no seguir esta recomendación, cuando su hijo o hija esté con sus iguales se sentirá fuera de lugar porque ellos no se comportan igual que él, entonces el resultado será que no se sentirá parte de ningún grupo porque ni es adulto ni es totalmente niño.
Va a estar bien consentido
Si su hijo o hija fue deseado desde hace mucho tiempo o tuvo dificultades para concebirlo, debe tener cuidado en cómo vuelca el amor sobre él o ella.
Caer en la sobreprotección puede contribuir a que
desarrolle miedo a relacionarse con otras personas y a sentirse incapaz de valerse por sí mismo. Además, el exceso de cuidados, que implica tener que ponerle atención todo el tiempo, lo puede volver intolerante a la frustración.
Es importante establecer una serie de límites, como se debería hacer con cualquier niño o niña, porque además de proveedores, papá y mamá deben establecerse como figuras de autoridad para que el hijo entienda que a veces sí se pueden hacer las cosas como él desea y, otras, no es posible.
Siempre son bien caprichosos
Nunca perder de vista el por qué se tiene un solo hijo o hija y principalmente aceptar la situación, ayuda a no tener sentimiento de culpa por no haberle dado un hermano al pequeño o pequeña. Y si la culpa no existe, papá y mamá no verán como necesario compensar la falta de hermano cumpliendo todos los deseos del niño, sean o no viables.
Si le da comida en exceso, le permite ver demasiada televisión o siempre lo lleva a pasear a donde él desea, es conveniente que revise cómo está su sentimiento de culpa por tener solo un hijo o porque pasa poco tiempo con él.
Cuídalo mucho
Tener permanentemente presente que solo tiene un hijo y vivir con miedo a perderlo le puede impedir disfrutar plenamente la convivencia con él. Si alguien de su familia o amistades le reitera el “cuídalo mucho”, tome la frase en su justa dimensión. Sí habrá que darle los cuidados necesarios para su bienestar, pero no excederse para evitar caer en la sobreprotección.
Tampoco debe perder de vista que cuando su hijo sea adulto tendrá que hacer su propia vida, en la que no necesariamente estará usted incluido.
Nunca va a prestar sus juguetes
Si al niño o niña se le han cumplido todos sus deseos, especialmente los que tienen que ver con cosas materiales, será complicado que permita que alguien más disfrute un momento con ellas.
Además de procurar no comprarle todo lo que pide, permita o incite a su hijo o hija a invitar amigos o primos a casa a jugar, esto puede contribuir a desarrollar su sentido de cooperación con los demás.
Va a sufrir mucho
Si en principio cree que el ser hijo único es una permanente desventaja y no puede cambiar esa realidad para el suyo, está en un gran problema.
Cambiar esa creencia puede evitar que su hijo siempre se coloque la etiqueta de “víctima” por no tener un hermano. Tome en cuenta que incluso en familias con varios hermanos, éstos pueden estar completamente distantes, por lo que los hermanos no son garantía de que siempre se estará con alguien.