Érika Dávila
Agencia Reforma
Se dice que con los suegros siempre tendrás problemas, que las mujeres no son muy queridas por las mamás de sus maridos y que a la familia política es mejor verla “de lejecitos”. Estos mitos han formado una barrera mental entre nueras y suegros, aun sin haberse dado la oportunidad de convivir sanamente ni considerar que, en efecto, hay reglas de oro que no deben romperse para asegurar una relación agradable entre ambas partes.
“Lo que nunca debe hacerse es confundir el hecho de establecer un límite, con marcar un territorio”, indica Patricia Chong Alanís, psicóloga especialista en el área familiar.
Añade que al “casarse” las familias sí habrá necesidad de establecer espacios, roles y límites con claridad, es decir, hasta dónde sí y hasta dónde no pueden los suegros intervenir en cuestiones como el acomodo de los muebles del reciente hogar, el arreglo del hijo, ahora esposo, y la educación de los nietos.
“Cuando quiero imponer mi supremacía ante esta situación y marcar mi territorio aparecen los problemas, porque el hijo de tus suegros nunca dejará de ser su hijo, y tienes que recordar que antes de ser marido fue hijo entre tu pareja y su familia seguirá existiendo un nexo afectivo fuerte”.
“Algo que tampoco se debería hacer es caer en el juego de la triangulación dentro de la comunicación con la pareja, con frases como ‘es que tu mamá dijo que..’ o ‘lo que tus papás deberían hacer es…’, porque entonces entramos en la crítica constante de lo que debería o no hacer la otra familia, y esto genera mucho desgaste emocional.
Las mujeres que por lo general tienen problemas con sus suegras, principalmente, son aquellas de perfil controlador.
“Uno de los errores más graves de las mujeres controladoras es ese sentido de posesión de la pareja: pensar que ya no es parte de la otra familia, que ahora sólo es suyo y de sus hijos, que él se debe olvidar prácticamente de sus padres, hermanos y del resto de su familia. “Creo que esto sería algo de lo más grave, porque no solamente afecta a la pareja, sino que también repercute en los hijos cuando se les niega ver a los abuelos”, expresa.
Pero en la opinión de la especialista, el hecho de que existan problemas entre la pareja a causa de la convivencia con los suegros no se puede adjudicar a éstos.
Muchas mujeres no saben manejar los conflictos con sus suegros, sino que, al contrario, ponen al marido en un nuevo debate haciéndolo decidir quién le importa más, si su madre o ella.
La tarea de los suegros
Sin embargo, los suegros también tienen parte en la responsabilidad de mantener una buena relación con su nuera.
“Ellos deben comprender que se integra alguien a su familia y no pensar que la nuera es una persona que les va a quitar al hijo.
Ahora, los suegros deben tener la suficiente paciencia para respetar el tiempo y ritmo de madurez que requiere la nueva pareja, guardar su distancia y sus espacios y, además, no romper los límites.