Imitan vuelo de murciélagos

Diana Saavedra

Agencia Reforma

MÉXICO, DF – ¿Quién es más aerodinámico: un murciélago o un pájaro? El primero es la respuesta correcta.

No se trata de cómo luzcan, sino de los movimientos finos que pueden realizar durante el vuelo para corregir el rumbo y llegar a su destino.

Un estudio de la Universidad Brown reveló que una red de músculos, del tamaño de un cabello, es lo que da al murciélago la flexibilidad y habilidad para corregir su vuelo.

Las aves y los insectos poseen alas más rígidas para desplazarse, pero los murciélagos han desarrollado “hilos” musculares que les permiten ajustar la orientación de sus alas.

“La aerodinámica depende de la forma de las alas y una membrana puede, inicialmente, parecer plana, pero tan pronto como comienza a elevarse se deforma en respuesta al peso del objeto”, precisó el biólogo Jorn Cheney, titular del estudio presentado en la revista Bioinspiration and Biomimetics.

A decir del especialista, la forma que adopta la membrana podría ser tan mala que haría que el animal se estrellara; sin embargo, en el caso de los murciélagos las pequeñas fibras musculares de sus alas y los huesos que la controlan, las convierte en estructuras sumamente dinámicas.

Aún cuando desde hace un siglo ya se conocían los músculos del murciélago, llamados plagiopatagiales, su función no estaba bien comprendida, por lo que el trabajo de Cheney adquiere relevancia.

Para el trabajo, el especialista instaló sensores a algunos músculos de las alas de murciélagos de la fruta y los filmó mientras volaban a través de un túnel de viento en el laboratorio.

Entre los principales hallazgos destaca el hecho de que para ascender los músculos son tensados y para descender el murciélago los relaja.

Adicionalmente se encontró que las fibras musculares forman todo un conjunto que trabaja de forma coordinada, ofreciendo fuerza “colectiva” a las alas.

Además, la activación de estos músculos se da también de acuerdo con la velocidad que quiere adquirir el animal: son tensados rápidamente para despegar.

¿Para qué servirá?

Conforme se realizaba el estudio, el equipo de Cheney construyó un murciélago robótico que incorporaba cada una de las observaciones y que podía replicar los experimentos, lo que ofrece nuevos datos sobre cómo mejorar la aerodinámica de las naves en las que viajamos diariamente.

“Cuando quieres construir una aeronave, lo que necesitas saber es cómo controlar sus propiedades aerodinámicas. Es lo que queremos saber, si es posible usar membranas como las alas de murciélago en sistemas biomiméticos de vuelo”, consideró Cheney.