Haz un check up de tu noviazgo

Agencia Reforma

En una relación de noviazgo es inevitable que existan diferencias, discusiones, pero ¿cuál es límite?

La Encuesta Nacional de Violencia en Relaciones de Noviazgo 2007, del Instituto Mexicano de la Juventud, reveló que de los 7 millones 278 mil 236 jóvenes de 15 a 24 años que mantuvieron relaciones de noviazgo ese año, el 15 por ciento fue víctima de violencia física y el 76 por ciento de violencia psicológica.

De acuerdo con las estadísticas vitales 2008 del INEGI, en México 14 de cada 100 matrimonios terminaron en divorcio.

Y es que convivir con otra persona no es fácil, por ello, los expertos recomiendan que si una persona se encuentra en una relación que considera seria, es importante conocer cuándo va viento en popa y cuándo se prende la alerta.

LA ALERTA

La primera señal de alerta de que algo no va bien en un noviazgo es la falta de respeto.

Si empieza a haber insultos, celos extremos, menosprecios, es claro que la relación necesita tomar un nuevo rumbo.

Aunque para quienes se encuentran fuera de la relación parezca fácil identificar estas faltas, para quienes la viven suele ser difícil.

“Es complicado identificar estas situaciones porque siempre hay un primer momento en que las dificultades o diferencias entre la pareja se viven como pruebas de la relación”, dice Miguel Villegas, psicólogo y coordinador de la Extensión de Equidad y Género de la Facultad de Psicología de la UANL.

“En estos casos, un miembro de la pareja lleva a cabo una conducta de daño a la persona y luego pide perdón, entonces se llega a creer que la otra persona va a cambiar o hasta que lo hace por amor”.

Además, para la persona dominante también resulta difícil, ya que se puede pensar que sólo el ser amado puede ayudarlo a cambiar.

“Se idealiza que si continúa con esa persona le ayudará a cambiar, ser diferente y llegar a ser la persona que quiere ser”, comenta Carlos Augusto López, terapeuta de parejas y director del Centro de Apoyo Psicoterapéutico.

Pero la realidad es que hay ciertas conductas que nada puede cambiar, ni siquiera el matrimonio, asegura Raquel Del Hoyo de Martínez, coordinadora nacional del Encuentro de Novios de la Iglesia Católica.

EL COMPROMISO

Raquel y su esposo, Jaime Martínez, trabajan con parejas comprometidas para hacerles notar sus diferencias, similitudes y exponer la responsabilidad del matrimonio.

En sus 20 años de narrar su experiencia en el Encuentro (www.encuentrodenoviosmty.org), Raquel y Jaime han atendido a unas 2 mil parejas, de las cuales sólo 2 ó 3 por cada 100 terminan su relación.

“En nuestra experiencia lo que son comportamientos humanos, de naturaleza o herencia son más fáciles de aceptar, moderar o cambiar”, comenta Raquel, “pero infidelidades, vicios y cuestiones de egoísmo extremo, eso es muy difícil”.

Por eso, cuando una pareja está a punto del matrimonio debe tener en cuenta puntos básicos a discutir como el dinero y los hijos.

El dinero puede conllevar a agresiones si se utiliza como medio de control.

“Como mujer te pones en una posición vulnerable cuando es el hombre quien maneja el dinero”, dice Jaime.

La pareja recomienda que sean ambos quienes tomen las decisiones sobre los gastos y que éstos se hagan para darse gusto a ambos.

LA DISCUSIÓN

INEVITABLE

De acuerdo con el matrimonio de 21 años, una pareja que no discute nunca es una pareja que no vive plenamente su relación.

Sin embargo, existen reglas para discutir, como no aprovecharse de las debilidades del otro, no gritarse ni faltarse al respeto.

En caso de que la confrontación suba de nivel, la pareja recomienda darse tiempo para calmarse.

En una relación siempre existe una persona dominante, por ello es importante que la otra persona defienda sus puntos de vista, de lo contrario se llega a un vacío y se pierde la identidad, afirma Raquel.

CUANDO NO FUNCIONA

Cuando las diferencias son demasiadas o existe algún tipo de violencia de por medio, los especialistas recomiendan tomar el proceso de separación con calma.

“Se requiere pasar por todo un proceso para poco a poco desprenderse de todos los elementos que esa relación trajo a su persona”, comenta López, el director del Centro de Apoyo Psicoterapéutico.

“Por supuesto que se tendrán muchos recuerdos positivos y negativos, y es donde uno tiene que confrontar una serie de afectos que lo hacen cuestionar su decisión”. Sin embargo, hay que mantenerse firme y considerar qué es lo mejor para uno mismo.