Claudia Mendoza
Agencia Reforma
Su comportamiento lo hace diferente: Termina pronto sus tareas, lo tachan de inquieto, se cuestiona todo y no queda contento con cualquier respuesta. De hecho, algunos pueden tacharlo de hiperactivo o retraído, pero puede que este pequeño sea en realidad un niño superdotado.
Son muchos los términos que se le adjudican a los menores que tienen capacidades superiores, pero para poder definir el nivel es necesario conocer en realidad sus cualidades.
La Dra. Lourdes Francke Ramm, psicóloga con especialidad en administración bioética y desarrollo organizacional, y docente de la cátedra de desarrollo humano en el Tecnológico de Monterrey, explica que existen diferentes calificativos para estos infantes con capacidades superiores.
“Un niño talentoso o con talento es aquel que muestra una aptitud sobresaliente en un aspecto determinado, como la música. Luego tenemos el precoz, que va más adelantado en su desarrollo de lo que se espera para su edad.
“El niño prodigio es aquel que hace una actividad fuera de lo común y para nada es esperado. El genio es un concepto que está más ligado a un nivel de inteligencia más elevado, con un coeficiente intelectual arriba de los 180 puntos, pero un pequeño con un puntaje arriba de los 120 ya se considera sobredotado”.
Además, explica, existen niños que han sido estimulados desde edades tempranas y pueden aparentar ser genios, pues cualquier elemento que enriquezca los sentidos, como la vista, el oído o el tacto, desarrolla en él cualidades ligadas a su intelecto.
Las señales del desarrollo temprano de un menor pueden empezar a percibirse de manera concreta desde los 6 ú 8 meses, pero hay quienes a esta edad ya están diciendo sus primeras palabras o frases, por lo que pueden estar leyendo entre los 2 y 3 años, cada caso mostraría un desarrollo especial, explica la especialista.
Hay casos de niños que comienzan a pintar desde temprana edad y desarrollan rápidamente la habilidad, teniendo como resultado cuadros y obras de arte del nivel de un profesional reconocido.
“Éste es el caso de una menor que a los 5 años empezó a pintar y, un año más tarde, realizaba obras similares en técnica y profesionalismo a las del artista Picasso”, añade.
Sin embargo, pocas veces se puede percibir en casa, en el día a día o en la escuela, si es en realidad superdotado o posee un nivel de inteligencia superior.
Antonio Rada García, presidente de la fundación Telegenio, dedicada al trabajo con pequeños superdotados, menciona que existen dos factores para poder determinar la capacidad intelectual de un menor, y son las características cualitativas y las cuantitativas.
“Las cuantitativas hablan de un IQ (coeficiente intelectual) por encima de 130, y cualitativamente hablando hay por lo menos nueve características que pueden percibirse.
“Una de ellas es el deseo grande por aprender les interesa el conocimiento teórico. Si un niño pregunta dónde vive Santa y recibe la respuesta del Polo Norte, el superdotado va a preguntar cómo, si hace mucho frío y no es habitable se cuestiona mucho sobre cualquier tema que le interese”, explica.
Rada García también habla de la hipersensibilidad, y es que aunque muchos creen que son niños muy racionales, en realidad son sensibles, sufren más que cualquier persona normal, y por eso usan sus emociones para expresarlas mediante manifestaciones artísticas, como es el caso de genios musicales conocidos, como Chopin o Beethoven.
“Tienen un gran deseo por desarrollar lo que les apasiona, toman decisiones rotundas, son persistentes, perseverantes, como Edison, quien fundió muchas bombillas hasta lograr que una no lo hiciera”.
Otra característica del menor es que la edad mental no corresponde con su edad corporal, aspecto llamado disincronía y que consiste específicamente en una madurez temprana por eso se lleva mejor con mayores y adultos, no interactúa mucho con niños de su edad, mientras que con personas mayores lleva conversaciones constantes.
El especialista afirma que cuando se presentan éstas y otras señales importantes no se puede tener un juicio sin cuantificar primero el diagnóstico, el cual se alcanza con una prueba psicométrica que se aplica a partir de los 4 años. “Puede haber señales, pero hay que distinguir a un niño precoz de uno superdotado.
El precoz camina antes, habla antes y puede ser que sea superdotado, pero para decirlo hay que hacerle una prueba psicométrica”.
Los niños genios nacen y se hacen, por lo que un diagnóstico es fundamental para poder orientarlos, y si existe el potencial, habrá que llevarlos hacia un positivo desarrollo, de lo contrario, se presentarían problemas académicos o fracaso en el área escolar.
“Hay casos de niños en los que nadie se dio cuenta de que se aburrían porque ya sabían y se fastidiaban en clase es como si estos niños fueran un carro de Fórmula 1: Corren muy bien en pista, pero si los metes a la ciudad, donde hay topes que no pueden pasar, se vuelven torpes.
“Pero pones ese carro en una pista y vas a ver lo que hace, por eso es importante atenderlos y permitir que su aprendizaje sea mejor, porque tienen una manera muy diferente de hacerlo”.