(Agencia Reforma)
La vorágine diaria que envuelve a los jóvenes les acarrea problemas de autoestima, de dependencia y de aceptación social que pueden provocar adicciones y conductas sexuales de riesgo.
“El mundo está avanzando muy aprisa, por lo tanto los jóvenes están buscando su lugar, están buscando ubicarse y les cuesta mucho trabajo, porque las elecciones que tienen que realizar son muy complicadas, son muy amplias y todo se les hace lío”, explicó Carlos Rodríguez, sicoterapeuta con 20 años de experiencia y maestría en terapia familiar sistémica de la UdeG.
“Primero tienen que enfrentar el asunto de la familia, cómo es su familia, cómo los ve y cómo viven. Según yo llegan las elecciones de vida antes de tiempo y esto hace que un muchacho joven que no lleva ni el 20 por ciento de su posibilidad de vida ya tenga que elegir a qué se va a dedicar el resto de sus días o con quién compartirá su vida”.
El responsable de arrancar con el ciclo “Más Allá de los Lazos Familiares”, una serie de 10 ponencias, impartidas en la Universidad Cuauhtémoc abordó el tópico “Problemáticas de la Juventud Actual y sus Soluciones a través de la Intervención Familiar”.
“La familia es una red de apoyo, el apoyo es útil en todo, incluso es útil hasta sicológicamente con sólo saber que se tiene una y decir ‘la tengo’ y es la forma de solucionar los conflictos que se presenten, resolverlos con ella”, aseveró.
Como fórmula para conseguir una familia funcional hay que respetar la estructura y los roles, los límites y manejarlos bien, es decir, que no sean ni laxos ni muy duros.
Si tienes que pedirle cuentas a un hijo de algo, el amor tiene que ser el motor”.
Priorizar el conocimiento de los gustos, habilidades y comportamientos de los congéneres para comprender las fallas en las reglas existentes en casa y la comunicación entre los integrantes es indispensable.
“A los padres, normalmente, nos falla la comunicación. Si tengo algo que decirles a mis hijos ¿cuándo lo hago?, ¿busco el momento adecuado?, ¿selecciono el lugar?, ¿espero el momento?, o ¿simplemente llego, hablo e impongo un castigo?”, preguntó Rodríguez.
La solución para los conflictos entre los adolescentes y sus padres es darles la libertad con responsabilidad, una libertad que mantenga a los adultos a distancia prudente.
“Debemos enseñarles a elegir, enseñarles a vivir con el dolor, explicarles que los amores de la escuela no son los amores de toda la vida, hay que propiciar a que descubran lo bueno y lo malo de la vida, a que aprendan a negociar y a no coartarles las oportunidades de crecimiento, investigación y experimentación”.