Por Adriana Alatorre,
Agencia Reforma
Para los adultos mayores, cantar es una de las actividades que más beneficios genera para su salud.
Entonar sus canciones favoritas en el karaoke, en el coro y hasta en la regadera, ayuda a ejercitar muchas áreas cerebrales relacionadas con la memoria, imaginación, coordinación y genera una sensación de bienestar.
Al cantar el organismo produce endorfinas, lo que genera una sensación, casi inmediata, de bienestar y alegría.
Y si además canta en un coro, obtiene beneficios complementarios como estimular el sentido de pertenencia a un grupo y mejorar la autoestima.
Para las personas tímidas, cantar frente a otros puede ser difícil al principio, pero cuando finalmente lo logran, la sensación de haber superado un reto suele ser muy provechosa.
Según la médico geriatra, recientes estudios han demostrado que el canto disminuye el ritmo cardiaco y la presión sanguínea. Es una actividad aeróbica que mejora la eficiencia del sistema cardiovascular.
Al cantar se aumenta la oxigenación en la sangre y en el cerebro, manteniéndonos más alerta. La música tiene la capacidad de afectar e influir en el estado de ánimo de las personas. De hecho, nuestro cerebro es capaz de asociar situaciones vividas con melodías y de evocarlas con escuchar la melodía a la que están ligadas. Estos mecanismos, agregó, son extrapolables al uso de la música como herramienta terapéutica.
Cantar las canciones de su juventud ayuda a movilizar las emociones y a recuperar su identidad. De igual manera, el reaprendizaje de canciones olvidadas y la participación en los distintos juegos musicales con contenidos lingüísticos estimulan la memoria y las habilidades cognitivas.
A través de la música los adultos mayores, pueden evocar experiencias de su infancia y juventud; se despojan de sus duelos, temores y frustraciones; fomentan sus relaciones interpersonales y disminuyen o alivian sus ansiedades y estados depresivos.