Karla Torres
(Agencia Reforma)
Vives sin poder controlar al 100 por ciento tus impulsos, a veces estás triste, luego eufórico. Tal vez los lugares llenos de gente o muy cerrados te producen una angustia descomunal y tienes que ir al psiquiatra para controlarte.
O puede ser que sufras de alucinaciones auditivas o visuales si no te tomas tu medicamento. Por cualquiera de estas razones, todos, incluso tu familia, te tachan de “loco” o “demente”.
No comprenden que padeces una enfermedad mental y que ésta no se controla con pura “fuerza de voluntad”.
Las personas que viven con enfermedades mentales como desorden bipolar, trastorno obsesivo-compulsivo, depresión, trastornos de ansiedad o esquizofrenia, se enfrentan a la negación, el ostracismo y el rechazo de la gente, afirman especialistas.
La depresión es la primera causa de incapacidad en el mundo, desde el 2000 está estipulado por la OMS.
LA NEGACIÓN FAMILIAR
Aunque este tipo de padecimientos aparecen con frecuencia en las familias, quienes se ven embestidos por un diagnóstico de enfermedad mental, tienen que pasar por varias etapas antes de aceptar su enfermedad y adaptarse.
“La primera fase es la negación, no aceptan estar enfermos ni aceptan la enfermedad mental como algo real. Lo ven como algo pasajero o como algo psicológico, siendo que es una enfermedad médica.
“Luego hay un enojo del enfermo, a veces su familia se enoja porque es un bipolar, porque está deprimido. Después viene una negociación, una aceptación”, dice el especialista.
EL RECHAZO SOCIAL
Otro gran problema para quienes padecen este tipo de enfermedades es el estigma social; el rechazo de las personas a quienes creían sus amigos o, incluso, hasta el despido en el trabajo si es que llegan a ser abiertos con su enfermedad.
Para combatir la discriminación, es importante que el paciente se convierta en experto de su padecimiento, luego su familia y así pueda educar a quienes lo rodean.
“A base de informar, de conocer la enfermedad, los tratamientos, se deja la discriminación. La familia tiene que saber también, porque el estigma empieza por el enfermo y su familia.
LA ACEPTACIÓN
Es una minoría la que va a tratamiento. La mitad de todos estos pacientes jamás reconocen tener un problema mental, de los que sí reconocen tener un problema, la mitad con ellos, acuden a tratamientos no médicos.
La razón más poderosa para que los paciente nieguen o ignoren su enfermedad es, precisamente, el miedo al estigma social, señalan los expertos.
Apenas el 10 por ciento de los pacientes con alguna enfermedad mental acude a un especialista.
Un detalle importante para los pacientes es no sucumbir ante los mitos y la desinformación, pues una vez diagnosticada la enfermedad tiene que seguir al pie de la letra las instrucciones de su tratamiento médico para vivir una mejor calidad de vida.
SUPERANDO LA BATALLA
Para quienes se enfrentan a la dura batalla que representa una enfermedad mental o quien tiene un familiar o ser querido con este tipo de padecimientos, existen grupos de apoyo como Ingenium ABP.
Se trata de una asociación que se fundó en 1999 y es pionera en el ramo de brindarle ayuda a pacientes y sus familiares.
En este lugar, se puede encontrar información y aprender a lidiar con la situación.
“Aquí la misión es educativos, damos cursos y educación en salud mental. Tenemos tres programas: uno es de ‘Familia a Familia’, que es precisamente para familiares de pacientes”, dice Ana María Solbes, directora de Ingenium.
“Otro curso es ‘De Colega a Colega’, que es impartido por pacientes estables y está dirigido a otros pacientes, y tenemos ‘Una Alianza por la Salud Mental’, dirigido a la comunidad en general para informar”,