Georgina Montalvo
Agencia Reforma
Sentir algo dulce en el paladar es para muchas personas un placer irresistible, pero en exceso, este gusto se asocia con enfermedades crónicas, complicadas y costosas.
“En los últimos años se han publicado un gran número de estudios que demuestran el efecto altamente nocivo (del azúcar). No sólo por su efecto sobre la salud dental y la obesidad, sino sobre un número importante de patologías como diabetes, cáncer y enfermedades mentales”, indicó Simón Barquera, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública.
Por ello es útil aprender a detectar en qué alimentos está “oculta” y cuánta debemos consumir.
“Por ejemplo, una cucharada de ketchup contiene unos 4 gramos de azúcar (aproximadamente una cucharada de café). Una sola lata de refresco endulzado con azúcar contiene hasta 40 gramos (unas 10 cucharadas de café) de azúcar”, detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una opción es identificar en los alimentos procesados la cantidad de carbohidratos por porción (en ocasiones contienen más de una), y hacer la equivalencia en gramos.
De acuerdo con la OMS, la ingesta máxima de azúcar debía ser de 50 gramos al día en adultos, que equivalen a 10 cucharadas cafeteras, pero ante la epidemia global de obesidad y diabetes, a principios de marzo propuso reducir a 25 gramos la ingesta máxima diaria.
La propuesta del organismo internacional está sobre la mesa para que especialistas de todo el mundo hagan sus observaciones al respecto y, con éstas integradas, lanzar en abril de 2014 la indicación final.
Los azúcares proveen de energía al cuerpo humano y están contenidos en el grupo de alimentos que se denominan carbohidratos.
Éstos, a su vez, se dividen en simples y complejos, explicó Lara Pulido, encargada del jefa del Departamento de Nutrición de Médica Sur.
Entre los carbohidratos simples se encuentran las frutas, los productos lácteos, algunas verduras, la cerveza, el azúcar de mesa y la miel.
La energía que aportan (medida en calorías) se absorbe de manera rápida y no aportan ningún otro nutriente al organismo, de ahí que se conozcan como alimentos con calorías “vacías”.
“El problema con los carbohidratos simples es que es una azúcar de composición tan sencilla que cuando llega al organismo inmediatamente se absorbe y no aporta nada más, sólo energía, que si no se gasta se convierte en grasa”, advirtió la nutrióloga.
Por lo anterior, los carbohidratos simples sólo deben estar presentes en la dieta de un día a manera de “condimento” o “especia”, sugiere Lara Pulido.
Los carbohidratos complejos son las legumbres, las verduras ricas en almidón, los panes y los cereales integrales.
“El carbohidrato complejo es energía de mayor calidad, que dura más tiempo y además aporta fibra o vitaminas y minerales”, indicó Lara Pulido.
En cualquier dieta, el 55 por ciento debe corresponder a carbohidratos, y de éste total, sólo el cinco por ciento a los simples. El otro 95 por ciento de la energía debe provenir de los carbohidratos complejos, añadió Lara.