Despedidas de soltero: mitos y realidades

Eugenio Guzmán

Agencia Reforma

Este tipo de eventos despiertan muchísima suspicacia porque a sus asistentes se les atribuye cualquier cantidad de excesos. La verdad es que no todas las despedidas son como la que es retratada en la película ¿Qué pasó Ayer? (The Hangover), pero ni de lejos.

Repasemos algunos mitos que encierran a estas fiestas que no son más que otra borrachera entre amigos.

Invitadas exóticas

Mito: En medio de la noche un par de bailarinas exóticas (de la nacionalidad que gustes) llegan a la fiesta disfrazadas de policías, bomberos o colegialas y ofrecen el “último” baile privado al novio.

Realidad: La mayoría de las ocasiones, una despedida de soltero es como cualquier otra borrachera. Nada sexy. La gran diferencia es que los asistentes tienen a alguien de quien burlarse por abandonar la soltería y la libertad.

Pero no es improbable que alguien pague para que lleguen bailarinas o que un grupo selecto de amigos continúe la fiesta en un teibol.

La verdad es que generalmente el novio termina la noche hablando con su suegro acerca de todos los planes de cuento que tienen en común mientras la espantosa música de fondo de un “Fara Fara” cierra el telón de la fiesta. De seguro las despedidas de soltera son eventos de temperatura más elevada.

¿La casa gana?

Mito: El novio se hace de un buen ahorro para la Luna de Miel porque en su despedida cada uno de los asistente le regala un sobre con dinero.

Realidad: Sí y no. Aunque se acostumbra improvisar un “cofre” (que puede ser la caja de una botella de whisky) para que los invitados se caigan con una lana esto no necesariamente sucede. A veces cuando existe ese cofre, no todos cooperan.

Si te vi, ni me acuerdo

Mito: Los asistentes de una despedida de soltero no recuerdan nada al día siguiente gracias a los excesos de alcohol u otras sustancias.

Realidad: Sí, es cierto, pero en parte. Una de las consecuencias de la tremenda “jarrita” que agarran los asistentes es la pérdida total o parcial de la memoria, pero en tooodos los grupos de amigos hay uno o varios individuos que toman menos que el resto y ellos son los encargados de recordar las burradas de los más intoxicados.

Hasta las manitas

Mito: Sobra el alcohol. Los que van a una despedida de soltero no hacen más que beber y beber y reír y reír.

No falta el que se queda dormido en una silla, el mala copa que se quiere agarrar a trancazos con un mesero que le hizo el feo, el que canta y -peor- cree que lo hace muy bien y el necio que se quiere ir manejando aunque no pueda ni caminar.

Realidad: Sí, si las despedidas de soltero son cantinas con la barra libre.

Boda en riesgo

Mito: El novio se porta tan mal en su despedida de soltero que lo cortan, o se involucra en un conflicto tan grande que por consecuencia hay que cancelar o posponer la boda.

Realidad: La verdad es que la despedida de soltero rara vez resulta nociva para la boda a menos que suceda algo extremo, como por ejemplo, que el novio se rompa un hombro queriendo cachar un pase de fútbol americano en un espontáneo partido sin reglas ni protección. Fuera de eso, no hay peligro.