Día de las madres. Ayer y hoy

(Agencia Reforma)

El Día de las Madres cuenta con un gran arraigo en distintas culturas, y prácticamente en todos los países del mundo. Esta celebración tiene como objetivo principal brindar un reconocimiento a esas mujeres que con dolor nos dieron el ser.

¿Pero de dónde viene esta costumbre? Los orígenes de esta fiesta popular se remontan a siglos atrás.

En la Grecia Clásica existían unas festividades en honor de la diosa Rhea, madre de Júpiter, Neptuno y Plutón.

Los romanos también honraban la maternidad, en los idus de marzo (días considerados de buenos augurios que tenían lugar los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y los días 13 del resto de los meses), celebraban esta fiesta, conocida como la Hilaria, haciendo ofrendas en el templo de Cibeles, la gran madre de los dioses.

Los primeros cristianos celebraban un festival el cuarto sábado de Cuaresma en honor de la Virgen María, la Madre de Jesucristo. Los fieles adornaban las iglesias con flores, joyas, ricos metales y costosos regalos.

Más tarde, en la Inglaterra del siglo 17, está documentada una celebración llamada “Domingo de servir a la madre”, muy respetada socialmente, hasta el punto de concederse permiso y día pagado a los sirvientes para que acudieran a honrar a sus madres. Además de asistir a los servicios religiosos en honor a la Virgen María, los niños iban a “la festividad de las madres” en las grandes ciudades y volvían a sus casas con regalos, flores, y tortas especiales.

La fecha de su celebración en el segundo domingo del mes de mayo no se fijó sino hasta principios del siglo 20.

La señora Anna Reese Jarvis había concebido originalmente la idea de establecer una fiesta anual en honor a las madres. Ella pensaba que un día de homenaje a las madres podría ayudar a reunificar las familias separadas por los odios de la Guerra de Secesión en Estados Unidos. La señora Jarvis murió el 9 de mayo de 1905, antes de que pudiera ver su sueño hecho realidad. Pese a ello, no dejó morir la idea.

Dos años después de la muerte de Jarvis, su hija Anna Whistler comenzó a emprender una campaña para la celebración nacional de un día dedicado a las madres.

Convencida de que ella, y en general todos los hijos se olvidaban de reconocer la labor de sus madres en vida, Anna pensó que el establecimiento de un Día de las Madres aumentaría el respeto por los padres y fortalecería los vínculos hogareños.

Tras recibir los consejos y la ayuda de John Wanamaker, Anna se dedicó a escribir cientos de cartas a personas de diferente procedencia y condición, incluyendo congresistas.

A instancias de ella, el domingo 10 de mayo de 1908, el pastor de la Iglesia Metodista Episcopal de Grafton, Virginia Occidental, organizó un servicio especial para rendir homenaje a la señora Jarvis. Anna donó 500 claveles blancos, la flor favorita de su madre, que fueron llevados por todas las personas que asistieron a la ceremonia.

En un principio, los estadounidenses celebraron el Día de la Madre asistiendo a las iglesias en donde habían sido bautizados y visitando o escribiendo cartas a sus madres. Paulatinamente, surgieron otras formas de expresar el afecto al ser más querido, como regalarle regalos y caramelos, enviarle tarjetas y flores.

La celebración del Día de la Madre ha alcanzado gran relevancia debido a la importancia de la figura materna, pues se considera eje central de la familia. Una rosa, una llamada, una tarjeta, un abrazo; cualquier muestra de cariño sirve para demostrar respeto y gratitud a esos seres que lo han dado todo, por casi nada.