Dé la vuelta a los problemas

(Agencia Reforma)

¿Usted es de los que dice: “todo me sale mal”? Si es así, quizá piense que su destino está echado y que haga lo que haga siempre le irá mal. Celia Antonini, autora de ¿Qué Hay en su Cabeza? Vivimos como Pensamos (Océano), le propone un camino diferente. “Si el destino estuviera echado, no me levanto en la mañana para ir a trabajar, porque me va a ir igual; yo creo que no, uno continuamente va marcando camino, como con el hacha en el monte”, comenta.

La psicoterapeuta argentina propone revisar cuáles son sus pensamientos y observar cómo éstos determinan sus actitudes y emociones; es probable que haciendo esta pausa identifique que en su cabeza predominan los pensamientos negativos y que ese sea el origen de su “desgracia”. “Si tú te sientes bien y piensas de una manera positiva, estás convencida de lo que estás pensando; lo mismo sucede cuando piensas con convicción que todo te va salir mal”, comenta.

Generalmente, advierte Antonini, cambiar la visión de las cosas puede resultar el gran remedio para cambiar esa percepción; aunque en el caso de que la persona padezca depresión, también puede necesitar ayuda psicoterapéutica o, incluso, farmacológica. “La terapia puede ser un camino para mostrar el proceso de cambio; pero mientras uno haga el proceso de plantearse y encontrar soluciones a los problemas de una manera distinta, no es necesaria la terapia”, comenta.

Cambio de visión A través de tres historias de pacientes, Antonini ejemplifica en su libro “cómo la manera en que pensamos determina cómo nos sentimos, y cómo en función de esos sentimientos tomamos decisiones y al mismo tiempo realimentamos lo que pensamos con lo que sentimos”. Es un proceso de ida y vuelta, al que si no se le pone un alto, se convierte en estilo de vida. La fórmula es ver de manera diferente los problemas, y así se tendrá mayor claridad para solucionarlos. Se trata de desarrollar las herramientas para resolver lo que ve como problema; es decir, si una manera de pensar le da un sentimiento de bienestar, hay que acostumbrar al cerebro a ver así las cosas para que siempre haya soluciones. “Es fácil darse cuenta de que a uno las cosas no le están yendo bien, si uno mide la vida de acuerdo con los resultados que obtiene, se dará cuenta si se siente bien o mal; hay que preguntarse ¿qué resultado tengo en mi trabajo? ¿estoy contento? lo mismo en mi vida familiar, amorosa, de relaciones”, recomienda la psicoterapeuta.

Una vez que se detecta dónde está el problema, es ahí donde hay que ponerse a trabajar, y ver qué pensamientos lo han orillado a esa situación. “Uno de los errores más comunes es pensar que si las condiciones fueran diferentes a las que tenemos estaríamos mejor de lo que estamos; y en realidad no importa el jefe que tenga, no podemos esperar a que lo cambien o se jubile, o que yo cambie de trabajo para poder disfrutar, o cambiar a mi marido”, explica.

Algunos sortean las dificultades más rápidamente que otros, “algunos hacen de obstáculos pequeños, obstáculos muy grandes; y otros, optan por ‘bajar’ los obstáculos muy grandes a donde alcancen a sortearlos. “La óptica que le damos al mundo es lo que nos hace o sentirnos bien o sentirnos mal, esto no quita que no tengamos problemas, pero si tengo bienestar, seguro podré resolverlos”.