Georgina Montalvo
<I>Agencia Reforma
“El acoso sexual es un delito que se comete todos los días, a todas horas”, asegura Claudia Salas, directora general de Planeación del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).
Según la Organización Internacional del Trabajo, el hostigamiento sexual laboral es la causa por la que una de cada cuatro mujeres es despedida y cuatro de cada diez renuncia.
En México, afirma Salas, por cada 50 mujeres acosadas por hombres, sólo un hombre es acosado por una mujer.
Determinar cuáles actos son de acoso y cuáles no “no tiene nada de subjetivo”, explica la funcionaria.
“La víctima es quien pone los límites de lo que es permisible o no, habrá a quienes no les moleste que les digan ‘chiquita’ o ‘mamacita’, pero a quien sí y si ésta se siente agredida, se puede considerar acoso; incluso si antes no te molestaba y ahora sí, tienes derecho a decirlo y negarte”, apunta.
Daños
El acoso lacera y menoscaba la integridad física y emocional de la víctima.
“Afecta su autoestima, pero el daño más fuerte es la pérdida de confianza en los demás y el miedo a tener un vínculo amoroso y a tener una relación sexual”, comenta Alma Aldana, psicoterapeuta sexual y de pareja de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual (Amssac).
A pesar de no haber contacto físico, las palabras con connotación sexual o las miradas lascivas recibidas de manera continua, lastiman poco a poco la seguridad de la víctima en sí misma.
“Se convierte en un cuerpo y un alma violentados”, agrega Aldana.
“La ansiedad y el estrés que produce la vivencia negativa de esta situación vejatoria, muchas veces provoca en las personas la necesidad de pedir bajas por enfermedad, abandonar el puesto de trabajo, ante la impotencia de no poder afrontar el problema o derivar en un despido por negarse a someterse a cualquier tipo de acoso”, refiere el Inmujeres en su página web.
Sin embargo, una vez lejos del acosador, acudiendo con un psicoterapeuta, la víctima puede recuperar su autoestima, y con un terapeuta sexual, reconstruir su sexualidad y erotismo. A veces, el mismo psicoterapeuta tiene especialidad en sexualidad.
¿Qué hacer?
Ante la realidad de la ineficiencia de las autoridades para investigar este delito y de que es una situación en la que generalmente no hay testigos, o cuando los hay, temen apoyar a la víctima, el Inmujeres desarrolló el Protocolo de Intervención para Casos de Hostigamiento y Acoso Sexual, disponible en www.inmujeres.gob.mx.
En éste, el acoso se considera una falta administrativa y un acto de corrupción, por lo que el acosador recibe una sanción administrativa, y se le inhabilita y suspende el sueldo mientras se investiga e incluso puede ser despedido.
“El hostigador es un corrupto, punto, así hay que llamarle”, señala Salas.
Este protocolo sólo es aplicable en las dependencias de la Administración Pública Federal; y las empresas privadas interesadas en recibir la certificación de empresa “Modelo de Equidad de Género” por parte del Inmujeres, deben retomarlo.
Además, el Inmujeres pretende trabajar en conjunto con la Secretaría del Trabajo para que sea esta dependencia la que regule cómo sancionar el acoso sexual en los centros de trabajo.
La denuncia, coinciden las expertas, es indispensable para detener a los acosadores.
“Hay que denunciarlo, preferentemente de la mano de un terapeuta, es una manera de sacar del silencio algo tan grave”, concluye Aldana.