Palmira González
Agencia Reforma
Estando de este lado de la barra en el bar, te diviertes: consumes y la pasas bien.
Pero el cantinero siempre es el que tiene el control y el que termina ganando más.
Así también pasa en las finanzas personales.
Cuando se tiene el control sobre ellas, invirtiendo en un negocio propio, en una casa o en la bolsa, se termina siendo el “dueño” de lo que se consume y se arma
un patrimonio sólido. En los últimos cinco años, el índice de la Bolsa Mexicana de Valores ha dado un rendimiento de 111 por ciento en términos reales.
“La gran ventaja que tienen es la edad, porque tienen los conocimientos necesarios y el tiempo de su lado”, apunta Villarreal.
De comenzar a ahorrar en los 20, y a añadir excedentes de ingresos como los del aguinaldo, seguramente al momento de la jubilación se tendría un monto de entre 4 a 5 veces lo invertido.
También es cuestión de aprovechar la energía de ahora. “Un joven, por su naturaleza humana, es mucho más arriesgado y puede tomar riesgos porque no está casado y no tiene hijos; es el mejor momento en la vida de
un ser humano para comenzar a probar ser un inversionista”, argumenta Ramón Ruiz, director de Arquitectura Financiera.
Además, como los ingresos son pocos en relación a lo que se tendrá a futuro, no se arriesga mucho al iniciar como inversionista.
“Si lo llegan a perder, van a perder poco y aprender mucho, y si les va bien, van a ganar mucho”. Con información de Xóchitl Herrera