Reflexiones’
La Raza del Noroeste
La crisis económica que afecta el país principalmente desde hace tres años, ha llegado al punto en que muchos elementos de funcionamiento del gobierno se han vuelto insostenibles, eso nos afecta a todos.
La realidad notable, es que las finanzas de todos los estados de la unión americana, el nuestro en particular, están de déficit, los legisladores se ven forzados a buscar formas de reducir gastos.
Eso se entiende.
Sin embargo, y como nota nuestro reportaje de la primera plana, los ojos de varios congresistas se han puesto en la reducción de programas que claramente benefician a los trabajadores inmigrantes, como parte de la fórmula para mejorar el balance financiero del gobierno regional.
Washington ha sido tradicionalmente un estado que favorece al trabajador inmigrante, y no existen razones para pensar que eso vá a cambiar como concepto general, pero existen preocupantes señales que muestran que los programas para inmigrantes están siendo vistos como de menor prioridad, que aquellos que existen para toda la población en general.
Esa visión deja en claro una desventaja injusta, en contra de quienes llegamos a este país, a esta región en particular, a trabajar honestamente, y que con nuestro aporte ayudamos a la economía.
El tema es muy complejo, porque trata la eterna batalla entre la necesidad de beneficiar a muchos, contra la de beneficiar a pocos, que lo necesitan más.
Quienes proponen esa reducción de beneficios, tienen claro el efecto de corto plazo en la mejora de las finanzas locales, pero no parece que haya análisis profundos de qué sucedería a la economía del estado si la mano de obra inmigrante se reduce por falta de ayuda.
Por decirlo coloquialmente, ¿quién recogerá las manzanas? ¿Quién alimentará de manera permanente y consistente la industria de restaurantes, hoteles, construcción?.
Ser inmigrante en necesidad del beneficio de programas sociales, es una desventaja injusta, y es responsabilidad de los legisladores mirar al beneficio de esta notable fuerza laboral, no solo con los ojos en la emergencia actual, sino con una visión más amplia y de largo plazo, de nuestra economía.