Por Sandra Maqueda
Siempre que escucho la frase “si se puede” me viene a la mente la marcha del 1º de Mayo que se hace aquí en los Estados Unidos de Norteamérica cada año en demanda de nuestros derechos como trabajadores y obviamente como migrantes, pero te has preguntado ¿de dónde salió esa frase? Pues les cuento que esta semana tuve la oportunidad de conocer en el día Legislativo Latino en Olympia a la mujer que logro hacer de estas dos palabras un canto de guerra. Estoy hablando de Dolores Huerta, una mujer que junto a otro gran líder y además su gran aliado, Cesar Chávez, en la época de los 70 y durante una huelga de hambre por 25 días en Phoenix, Arizona, fue capaz de hablar y defender ferozmente a aquellos que no tenían voz ni voto, los miles de trabajadores del campo que eran explotados y discriminados. Una de sus grandes victorias fue asegurar en California el Aid For Dependent Families y el seguro por discapacidad para los campesinos. También la Agricultural Labor Relations Act de 1975, ley pionera en Estados Unidos que otorgó a los campesinos el derecho a organizarse y exigir mejores condiciones de trabajo.
Es de admirarse porque con sus 89 años, Dolores Huerta se ha convertido en una leyenda viviente, su ejemplo y su compromiso es un verdadero regalo para la humanidad y específicamente para los migrantes aquí en los Estados Unidos. Así que, el pasado 18 de marzo se nombró el día de Dolores Huerta en Olympia donde miles de personas fuimos testigos de este muy merecido reconocimiento a esta gran líder y activista, que afortunadamente pudo ver en vida este hecho, cosa que su difunto esposo Cesar Chávez no pudo hacer. Pero hay algo que yo quiero resaltar sobre esta gran mujer y es que, a pesar de haber tenido un récord académico impecable, de haber asistido a clases de danza, tocar el violín y ser Girl Scout, nada de esto impidió que sufriera del racismo del que eran victimas muchos mexicanos en Estados Unidos, y eso nos demuestra una vez más que esta mujer jamás se sintió menos o incapaz, incluso creo que fue precisamente eso lo que la llevo a ser quien es hoy en día, un verdadero ejemplo a seguir.
Y hablando de ejemplos, que podríamos esperar de una hija criada por un padre campesino, activista sindical y asambleísta de Nuevo México (donde precisamente nació Dolores Huerta el 10 de abril de 1930), y una madre que siempre le inculco la solidaridad y la idea de ayudar al prójimo y a las personas necesitadas sin esperar ninguna gratificación, pues claro el resultado fue, Dolores Huerta quien junto a sus dos hermanas y a su madre Alicia salieron adelante después del divorcio de sus padres. Dolores asegura que la independencia y el espíritu emprendedor de su madre fueron las razones por las cuales se convirtió en feminista. Su madre con mucho esfuerzo logro comprar un restaurant y un hotel de 70 habitaciones, donde con frecuencia alojaba de forma gratuita a familias campesinas.
Bajo la motivación constante de su madre Dolores estudio en University of Pacifico’s Delta Community College. Durante un tiempo fue maestra de primaria, aun que decidió renunciar pues no soportaba ver a los niños entrar al salón hambrientos y con los zapatos rotos. “Yo pensé que podría hacer mas organizando a los campesinos, que intentando ensenar a sus niños hambrientos”, apunto Dolores en una entrevista. Por lo que puedo concluir diciendo que para llegar a ser un líder de esta envergadura, hay que prepararse y estar lo suficientemente informado como para poder lograr lo que esta mujer hizo, por que estoy segura que fue su educación y los valores que le fueron inculcados, los que la llevaron a nunca rendirse y jamás renunciar a su ideología y compromiso con el pueblo, porque merecemos vivir con dignidad y con una buena calidad de vida sin importar nuestro origen, color de piel o estatus migratorio, porque todos somos uno. ¡Si se puede!