¿Se organiza la Ultra Derecha en EEUU?

Alberto Armendáriz

Agencia Reforma

NUEVA YORK, EU 3-Feb .- Tras su primer año de vida, y luego de haberle dado fuertes dolores de cabeza al Presidente Barack Obama con sus protestas en todo el país, el movimiento antiestablishment Tea Party inicia hoy su primera convención nacional en Nashville, en la que aspira a definir su futuro de cara a las elecciones legislativas de noviembre.

Nacido como una expresión popular y populista en contra del paquete de estímulo económico de Obama en diversas ciudades, el Tea Party –que toma su nombre del histórico “motín del té” de Boston, en 1773, que precedió al levantamiento contra el dominio colonial británico– se autodefine como una coalición de grupos de ciudadanos comunes, descontentos con los gastos del Gobierno, que consideran excesivos, y las políticas de rescate a la banca, y con ideas conservadoras que han atraído a su seno a muchos republicanos.

Tan es así que la oradora principal del cierre de la convención, el sábado, será la ex candidata vicepresidencial republicana, Sarah Palin.

“Con la visibilidad y el impacto que ha tenido el movimiento en el último año, hay muchos líderes del Partido Republicano que están buscando cooptarlo, absorber el entusiasmo demostrado por esta gente, que más que nada son libertarios independientes. Su fuerza podría ayudar a los republicanos en los comicios, o dividirlos aún más”, destacó a REFORMA William Galston, analista político de la Brookings Institution.

El poder entre las bases del Tea Party quedó demostrado en las recientes elecciones en Massachusetts para elegir al reemplazante de Ted Kennedy en su banca del Senado. El apoyo de los activistas locales del movimiento a favor del candidato republicano, Scott Brown, fue clave para que éste ganara y rompiese así una larga tradición demócrata en el estado.

“Ahora el movimiento tiene que decidir cómo encaja en la dinámica política nacional; si son republicanos o quieren formar un tercer partido”, indicó Israel Ortega, especialista de la Heritage Foundation.

Hasta ahora, todas las propuestas y acciones que motivaron a los seguidores del Tea Party han sido esfuerzos de corto plazo. Y más allá de las masivas protestas que orquestaron en abril y en septiembre del año pasado –cuando reunieron a más de 75 mil personas frente al Congreso–, no se han organizado de manera institucional.

Han sido muy eficientes en movilizar gente a través de Facebook, Twitter, MySpace y con el apoyo de la cadena televisiva Fox, pero cuando se trata de conformar un liderazgo claro empiezan los problemas. Es por ello que los dos fundadores del grupo Tea Party Nation, Sherry y Judson Phillips, convocaron a la convención en Nashville.

Inmediatamente, sin embargo, surgieron las divisiones, ya que otros grupos, como el de los Tea Party Patriots, criticaron que se realice en el lujoso resort Gaylord Opryland y que se cobre casi 500 dólares la entrada. Otros, como SurgeUSA y FreedomWorks, acusaron a los republicanos de intentar “secuestrar” el evento con la presencia de Palin y las congresistas republicanas Marsha Blackburn y Michele Bachmann. Al final, las legisladoras optaron por retirarse, mientras que Palin confirmó su presencia porque –afirmó en una columna en el popular diario USA Today– siempre puso a la gente común por delante del partido.

Poder conservador

Estas son algunas figuras que han inspirado al movimiento del Tea Party

– Rush Limbaugh: comentarista radial de ultraderecha

– Glenn Beck: presentador conservador y muy popular de Fox News

– Sarah Palin: ex Gobernadora del estado de Alaska y candidata a vicepresidente republicana en 2008

– Richard Armey: ex congresista republicano de Texas; autor de libros en defensa del poder de los ciudadanos.

– Scott Brown: senador electo por Massachusetts. Se ha convertido en el “poster boy” del movimiento y su músculo político.

ASÍ LO DIJO

“El gran desafío del Tea Party ahora es traducir su entusiasmo, poder de movilización y enojo en políticas concretas. Si no logra enfocar sus ideas y encauzar su liderazgo, corre el riesgo de pasar a ser nada más que una anécdota”

William Galston, Analista de la Brookings Institution.

_