Republicanos rechazan esfuerzos del presidente

AP

Varios representantes republicanos se están uniendo a las compañías de alimentos industrializados para resistirse a los esfuerzos del gobierno del presidente Barack Obama de presionarles para que dejen de promover comercialmente comida chatarra para los niños.

Algunas compañías alimentarias dicen que el gobierno está extralimitándose con directrices propuestas este año por varias agencias gubernamentales.

Las directrices, de aplicación voluntaria, buscan proteger a los niños de anuncios de comidas azucaradas y de alto contenido graso que se promueven por televisión, tiendas e internet.

Las pautas propuestas alientan a las compañías a promover alimentos para niños de entre dos y 17 años solamente si contienen ingredientes saludables específicos y tienen bajo contenido de grasas, azúcar y sodio.

Aunque las directrices son voluntarias, muchas compañías están cabildeando activamente contra ellas, diciendo que temen que el gobierno tomará represalias si no las adoptan.

Los republicanos están tratando de demorar las directrices, incluyendo una estipulación en el presupuesto de la Comisión Federal de Comercio para el año próximo que requeriría que el gobierno estudie los costos e impactos potenciales de las medidas antes de implementarlas.

Con las protestas de la compañías alimentarias, las críticas han aumentado en el Congreso. La representante republicana Jo Ann Emerson, que patrocina la estipulación, dice que le preocupa que las reglas voluntarias “lleven a presiones extraordinarias por parte del gobierno federal”.

Otros republicanos han dicho que las reglas se extralimitan, al incluir demasiados alimentos.

Las normas tienen como objetivo combatir los anuncios publicitarios para los alimentos menos saludables, pero hay otros que resultan afectados. Por ejemplo, los anuncios para algunos paquetes de pan de grano entero serían restringidos porque contienen demasiado sodio.

El agua embotellada pudiera verse afectada por no contener suficientes nutrientes.

El representante republicano Jack Kingston, partidario de la propuesta de Emerson, dijo que las directrices son “decisiones basadas en emoción, no en hechos”.

Incluso algunos demócratas han expresado preocupación por las directrices, argumentando la falta de evidencia por el gobierno de que tienen una base sólida.

Sin embargo, activistas de salud pública expresaron su desacuerdo.

“La industria está exagerando la influencia de esas regulaciones voluntarias para aumentar la oposición”, dijo Margo Wootan, del Centro de Ciencia por el Interés Público. “Esas normas buscan proveer un patrón para la autorregulación”.