Sophia Vackimes, Oficina de
Gestión de Emergencias, Ciudad
de Bellevue
Este fin de semana, por fin, llegó la primavera. Hacen días soleados, la nieve que nos azotó hace un par de semanas, por lo general se ha derretido y desaparecido. Llegó el momento de aventar todas las capas de ropa que hemos estado poniéndonos y buscar aquella sin mangas que tanto nos gusta. Todos hemos dejado las nevadas atrás. No tenemos que preocuparnos de perder el control del automóvil al patinar sobre el hielo ni tampoco de quedarnos atrapados en casa sin poder ir de compras al mercado. Todo está más bello, todo está calmado. La alegría de la llegada de la primavera nos contagia a todos. Quisiéramos que siempre fuera viernes para poder salir a disfrutar de la belleza del paisaje.
Sin embargo, en las diferentes localidades del estado la nevada no ha terminado del todo. Los problemas que causara la nevada van más allá de los días que estuvimos metidos en casa sin poder salir. Si bien los eventos de febrero no causaron un desastre mayor en el noroeste del estado, si paralizaron a condados enteros y causaron situaciones difíciles de solucionar. Las diferentes dependencias gubernamentales continúan trabajando para resolver esos problemas y también tratando de analizar situaciones para que esos problemas no nos afecten en el futuro.
Por ejemplo, la nieve interrumpió el tráfico local de manera rotunda. Generalmente las ciudades y municipios han estado preparados para cubrir calles principales con cierta cantidad de arena y sal para evitar que el tráfico que circula sobre ellas resbale sobre las superficies congeladas. Esta distribución se calcula dependiendo de la cantidad de nieve posible basada en eventos anteriores. Sin embargo, la nevada que cayó fue extraordinaria. Nadie estaba listo para contrarrestar el efecto de tantísima nieve. No cayó solamente una nevada, sino que tuvimos dos eventos, uno tras otro, que requerían más de esos productos. Lamentablemente, el suministro regular de ellos ya se había agotado y era imposible conseguir más. Cuando por fin llegó una barcaza al Puerto de Seattle, no había manera de que hacer llegar transporte de suministro a los lugares que la necesitaban. Para todos aquellos que trabajamos en oficinas de gestión de emergencias la nevada aún no ha terminado puesto que nos dedicamos a planear como evitar que esto suceda en el futuro.