PUERTO PRINCIPE (AP) — Una poderosa réplica que sacudió Haití el miércoles estremeció los pocos edificios que quedaban en pie, mientras la gente salía a las calles dando alaridos de pavor y se generalizaba el pánico ocho días después de que la capital fuera devastada por un potente terremoto.
El temblor de magnitud 5,9 fue el más poderoso de los que siguieron al terremoto del 12 de junio que devastó la capital haitiana.
El nuevo temblor derrumbó siete edificios en Petit-Goave, la población costera más cercana al epicentro, dijo Mike Gordon, de la agencia de Evaluación de Desastres y Coordinación de la ONU. No hubo reportes de personas muertas o atrapadas, quizá porque como consecuencia del primer terremoto mucha gente prefiere dormir a la intemperie.
Alaridos de terror se escucharon el Puerto Príncipe, donde la réplica obligó a detener las tareas de rescate entre los escombros de cemento de los edificios caídos, y médicos y pacientes huyeron del Hospital Universitario.
Cientos de miles diguen desamparados, hambrientos y dolientes, la mayoría aun a la espera de los beneficios de una campaña global que ha reunido unos 1.000 millones de dólares en ayuda.
Al menos una mujer murió de un ataque al corazón, según Eddy Thomas, un encargado médico.
“Tenía problemas de corazón y el nuevo sismo acabó con ella”, dijo mientras trasladaba su cuerpo en una camilla móvil.
La tierra tembló a las 6.03 de la mañana (1103 GMT). Refugiados en campamentos, entremezclados con soldados norteamericanos, huyeron en busca de campo abierto y nubes de humo se alzaron en la capital.
El Instituto Geológico de Estados Unidos situó el epicentro a unos 60 kilómetros (35 millas) al oeste-suroeste de Puerto Príncipe, a una profundidad de 9,9 kilómetros (6,2 millas).
“Fue como estar sobre una tabla colocada encima de una pelota”, dijo el sargento estadounidense Steven Payne, de 27 años, quien se preparaba para repartir comida en un campo de tiendas de campaña con 25.000 víctimas.
El terremoto de la semana pasada dejó unos 200.000 muertos, 250.000 heridos y 1,5 millones desamparados, según la Comisión de Unión Europea.
Anold Fleurigene, de 28 años, tomó a su mujer y sus tres hijos y se dirigió a la estación de autobús de la ciudad. El primer terremoto destruyó su casa y mató a su hermana y su hermano.
“He visto la situación aquí y quiero salir”, dijo.
El nuevo sismo, de magnitud 6,1 fue la réplica más fuerte de las 40 réplicas importantes desde el apocalíptico terremoto del 12 de enero.
El geofísico del servicio geológico estadounidense Bruce Pressgrave dijo que nadie sabe si puede haber una nueva réplica aún más fuerte.
“Las réplicas suelen desvanecerse rápidamente”, dijo. “Pero en algunos casos continúan durante semanas, o incluso meses si no tenemos suerte”, a medida que la tierra se acomoda a las tensiones provocadas por el temblor inicial.
La operación de ayuda internacional ha sufrido problemas logísticos y muchos haitianos aún siguen desesperados en busca de agua y comida.
Sin embargo, más ayuda llegaba el miércoles: el hospital flotante del ejército estadounidense, el USNS Comfort, llegó a Puerto Príncipe y ya trataba a dos haitianos seriamente heridos por el terremoto.
El barco transportó a 550 efectivos médicos y a unos 60 marineros.
Los equipos de búsqueda y rescate han registrado algunos éxitos insólitos, como el rescate de una fervorosa católica de 69 años quien dijo que rezó constantemente durante la semana que pasó atrapada bajo los escombros.
Ena Zizi estaba en una reunión en la residencia del arzobispo Joseph Serge Miot cuando se produjo el terremoto, que la atrapó entre los escombros. El martes, la rescató una cuadrilla mexicana creada por el fuerte sismo de 1985 en ese país latinoamericano.
La anciana sobrevivió una semana en las ruinas de la residencia del arzobispo católico de Haití, cuyo cadáver fue encontrado el martes sentado en una silla en lo que parecía su oficina.
Los médicos dijeron que Zizi estaba deshidratada y tenía dislocada la cadera y una pierna fracturada.
“Estoy muy bien, creo”, dijo Zizi mientras yacía sobre una manta térmica frente a un hospital cubano. Tenía el pelo cubierto con polvo blanco.
En otras partes de la capital, dos mujeres fueron rescatadas de un edificio de la universidad. Y cerca de la medianoche del martes, Lozama Hotteline, de 26 años, sonreía y cantaba al ser rescatada de las ruinas de una tienda en el vecindario de Pétionville por el grupo francés Socorristas sin Fronteras.
Según las autoridades, más de un centenar de personas fueron rescatadas por los equipos internacionales y docenas de equipos de búsqueda buscaban aún entre las ruinas de Puerto Príncipe en busca de señales de vida el miércoles.
Aún así, el tiempo se agota para las personas que siguen bajo ruinas y escombros dejados por el terremoto. Muchos se quejaban de que el mundo aún no puede hacer llegar alimentos y agua en cantidad suficiente a los hambrientos.
“Necesitamos tanto. Alimentos, ropa, de todo. No sé quién tiene la responsabilidad, pero deben darnos algo rápidamente”, dijo Sophia Eltime, de 29 años y madre de dos hijos, que se refugiaba bajo una sábana con siete familiares.
El Programa Mundial de Alimentos dijo que había distribuido más de 250.000 raciones hasta el martes, que alcanzaron a una minúscula proporción de los 3 millones de personas que se cree necesitan desesperadamente ayuda.
El PMA dijo que necesitará entregar 100 millones de raciones en los próximos 30 días, pero tiene apenas 16 millones listas para enviar.
Incluso después de que soldados estadounidenses aterrizaran con helicópteros Seahawk el martes en el jardín del palacio presidencial, los esfueros para ayudar a los haitianos demostraban ser inadecuados debido a la escala del desastre.
Las expectativas superaron lo que el dinero, la voluntad, y el ejército podían lograr.
Los gobiernos se han comprometido con casi 100.000 millones de dólares en ayuda y miles de toneladas de comida y equipamiento médico han sido enviados. Sin embargo, siguen acumulándose en almacenes o siendo desviados a la República Dominicana.
El aeropuerto de una sola pista rechaza los vuelos con ayuda, y se ha criticado a las fuerzas estadounidenses por no dar buena prioridad a los aterrizajes. La Fuerza Aérea de Estados Unidos dijo que elevó la capacidad diaria de la aerostación a 180 aviones, de 30 antes del sismo.
Unos 2.200 soldados estadounidenses establecieron una cabeza de playa al oeste de Puerto Príncipe el martes para ayudar a acelerar el reparto de ayuda, añadiéndose a los 9.000 soldados que ya se encuentran en la zona.
El comandante Walter Matthews dijo que los helicópteros transportaban ayuda desde el aeropuerto hasta Puerto Príncipe y la ciudad cercana de Jacmel lo más rápido posible.
El secretario de Defensa estadounidense Robert Gates dijo que el Pentágono enviará un buque con grúas especializado en la limpieza de puertos para retirar los escombros que impiden el ingreso de grandes barcos.
La ONU también enviaba refuerzos: el Consejo de Seguridad aprobó el viernes sumar 2.000 efectivos a los 7.000 de las fuerzas de paz y 1.500 agentes a los 2.000 de la policía internacional.
“Las puertas para la ayuda se están empezando a abrir”, dijo Matthews en el aeropuerto. “En los primeros días, uno queda limitado por la falta de personal, pero estamos empezando a traer a gente”.
Graham Tardif, que dirige los esfuerzos de ayuda para la organización humanitaria World Vision, dijo que teme episodios de violencia.
“Estamos muy preocupados por el nivel de seguridad que necesitamos entre nuestra gente cuando hacemos distribuciones”, dijo.