Por RICARDO ALONSO-ZALDIVAR
Associated Press
WASHINGTON (AP) — Una dolorosa derrota sufrida e inesperada, el martes en Massachusetts, ha costado al presidente Barack Obama y a los demócratas el 60mo voto en el Senado, en el que confiaban para sacar adelante una histórica reforma de salud que parecía a punto de aprobarse.
Ahora, cualquier alternativa que adopte el partido gobernante parecerá muy lejos de lo idóneo.
Los demócratas se preguntaban cómo salvar la iniciativa prioritaria de Obama en materia de política interna, aún antes de que los resultados fueran oficiales.
Para los republicanos, esos esfuerzos serán vanos. La elección de su correligionario Scott Brown como senador por Massachusetts envió un mensaje claro: La reforma de salud debe modificarse o eliminarse.
Obama y los líderes de su partido trabajaban a marchas forzadas para definir alternativas —ninguna de ellas la más deseable.
Tras un año de giros inesperados, lo impensable ocurrió el martes. Los demócratas perdieron el escaño del fallecido Edward M. Kennedy ante un republicano prácticamente desconocido a nivel nacional. Sin ese asiento, enfrentaban ahora la posibilidad de ver naufragar, muy cerca del puerto, la legislación que constituyó el sueño del propio Kennedy.
Ahora, los demócratas parecen carecer del tiempo suficiente para resolver las diferencias entre las iniciativas de la Cámara de Representantes y del Senado. Tendrían además que esperar los estimados de costos y cobertura por parte de la Oficina Presupuestaria del Congreso, todo ello antes de la juramentación de Brown.
Así, la opción sería aprobar la iniciativa del Senado, con la que muchos demócratas discrepan profundamente.
“¿Y ahora, cómo lo logramos con 59?”, preguntó el representante demócrata liberal Anthony Weiner.
Los independientes le dieron la espalda a la amplia legislación de salud y la base demócrata perdió su entusiasmo, dijo Weiner. Los legisladores del partido gobernante deben ahora mostrar que entendieron el mensaje y reagruparse, considerar la posibilidad de hacer una pausa en la reforma de salud y quizás aprobar una propuesta más modesta, argumentó.
Pero otros dijeron percibir la necesidad de acciones más urgentes.
“Sólo hay algo seguro, si no aprobamos algo, parece improbable que volvamos a armar esto de nuevo”, dijo el representante Patrick Kennedy, hijo del senador fallecido. “Si entendemos el proceso legislativo, sabremos que es mucho más fácil aprobar algo y repararlo después”.
La derrota de la secretaria de justicia de Massachusetts, Martha Coakley, dejó a Obama y a la cúpula demócrata frente a una serie de decisiones difíciles, cada una de las cuales conlleva riesgos políticos.
Las diferencias significativas entre las propuestas aprobadas por la Cámara de Representantes y el Senado tendrían que ser superadas a instancias del presidente, y los legisladores demócratas tendrían que moverse a paso veloz para lograr su promulgación, incluso mientras se intensifican las críticas de los republicanos.
Sería mucho pedir para los demócratas, que estarían desmoralizados al perder un escaño que había sido conservado de manera prácticamente ininterrumpida por un Kennedy desde 1953.
Podrían redoblarse los esfuerzos para convencer a un republicano de que apoye la iniciativa.
Pero ante el hecho de que las encuestas muestran que los votantes le han ido quitando el apoyo a la reforma de salud —y de que los líderes republicanos seguramente redoblarían su ataque— el presidente podría quedar abandonado por los legisladores de su propio partido.
Quizás la opción más viable incluiría que la Cámara de Representantes apruebe rápidamente la iniciativa del Senado y la envíe a Obama para su promulgación. Pero esa alternativa olvida dos problemas significativos.
Los sindicatos se oponen vehementemente a un impuesto a los seguros en la iniciativa del Senado, y negociaron exitosamente con Obama, la semana pasada, para debilitar esa propuesta en algunos aspectos clave.
En segundo lugar, un grupo de demócratas antiabortistas señala que son muy débiles las provisiones de la iniciativa del Senado para restringir la posibilidad de embarazos interrumpidos con fondos de los contribuyentes.
Además, muchos demócratas no creen que la iniciativa del Senado aporte ayuda suficiente para hacer asequible el seguro de salud.
“La iniciativa del Senado es mejor que nada”, dijo el líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Steny Hoyer.