La educación sexual está en la boleta electoral de los votantes de Washington este año. Y se ha convertido en un tema candente, pero no debería serlo. Tengo confianza al decir que todos queremos que nuestros hijos y nietos tengan una vida sana y segura, sin importar de dónde vengamos o cuál sea nuestra religión.
Yo soy la prueba viviente de que nuestras experiencias en la infancia no tienen que definir cómo vivimos el resto de nuestras vidas y moldear nuestras opiniones en temas como la educación sexual.
Tuve tres hijos y soy abuela de 11 niños. Fui madre adolescente y mis hijos han sido padres adolescentes. Todos sobrevivimos el abuso sexual infantil. Yo vengo del Condado de Yakima y crecí en Toppenish. Mi papá emigró de México y mi mamá nació en Wyoming de padres trabajadores agrícolas migrantes. Me criaron en la fe católica. ¡Desde el vientre ya iba a misa!
Pasé por el sistema de educación pública, donde recibimos clases de salud, pero no aprendimos lo que de verdad nos hubiera mantenido sanos y salvos. No aprendimos sobre el funcionamiento de nuestros cuerpos o cómo prevenir embarazos y toqueteos no deseados.
Hay una manera de detener el ciclo. Es enseñándole a los jóvenes sobre la autonomía, sobre límites y cómo mantener relaciones saludables. Cuando las familias no tienen las herramientas, la educación sexual de alta calidad y adecuada a la edad, en la escuela, puede salvar a otros niños de convertirse en víctimas. Esa educación hubiera salvado a otros como yo. Hasta los niños más pequeños deben aprender a decir “No te tengo que abrazar o dejar que me des besos.”
Hoy, mis hijos están criando a las nuevas generaciones sin las experiencias traumáticas que nosotros vivimos. Ser parte de eso es algo hermoso, como lo es ver a mis nietos convertirse en jóvenes adultos completos y saludables.
Nosotros hablamos de todo. Ningún tema está fuera de límites en nuestras conversaciones con los pequeños. Les hemos proporcionado las herramientas y la información que necesitan para tomar buenas decisiones. Saben usar sus voces. A mi sobrina, que tiene seis años, hace poco la escucharon diciéndole a su primo, que tiene cinco años, “¡Necesitas alejarte un poco…me tienes que escuchar!”.
Somos seres sexuales, esa es la verdad. ¡Así fuimos hechos! Mi primer trabajo profesional fue como Trabajadora Social – Administradora de Casos en Planned Parenthood, donde atendí a padres y madres adolescentes. En la organización dónde trabajo ahora entrenamos a activistas de primera línea que trabajan con sobrevivientes de abuso sexual, quienes han sufrido muchísimos traumas y ahora buscan sanar y entender.
Por más de 15 años, el estado de Washington ha mantenido reglas claras para que las escuelas brinden educación sexual adecuada a la edad de los estudiantes. Tristemente, solo el 60 por ciento de las escuelas han brindado la educación sexual, dejando así a miles de estudiantes en la oscuridad en relación con la toma de buenas decisiones que afectarán el resto de sus vidas.
Este año la legislatura aprobó cambios para asegurar que todos los estudiantes, independientemente de la zona postal dónde vivan, tengan acceso a la información que los va a empoderar con aprendizajes sociales y emocionales para construir relaciones saludables y con conocimientos y herramientas para mantener sus cuerpos sanos y salvos.
Algunas personas están difundiendo información errónea sobre las guías estatales para la educación sexual, por lo que sentí que era importante ayudar a mi comunidad a entender la verdad. Las guías de educación sexual son nuevas y mejoradas. Brindarán lecciones valiosas a nuestros estudiantes sobre el consentimiento, sobre cómo actuar en caso de ser testigos, el desarrollo humano y las relaciones saludables. La ley garantiza que cada distrito escolar trabajará con los padres y las familias para diseñar un currículo que se adapte a su comunidad. La ley también permite que cualquier padre exima a su hijo de las clases de educación sexual si así lo desea.
Insto a mi comunidad a votar a favor del Referéndum 90. Siéntase orgulloso de su voto por la educación sexual integral y adecuada a la edad que ayudará a mantener a nuestros hijos y nietos más seguros para que puedan disfrutar un futuro brillante.
Patricia Flores es Coordinadora de Intercesión en la Coalición de Programas contra la Agresión Sexual en Washington (Washington Coalition of Sexual Assault Programs).