Por CHRISTOPHER SHERMAN, Associated Press
TAPANATEPEC, México (AP) — Varios miles de migrantes centroamericanos planeaban reanudar su recorrido por el sur de México mientras las autoridades en ese país y en Guatemala intentaban esclarecer la muerte de un migrante el domingo en la frontera entre ambos.
Mientras la caravana de migrantes descansaba y se reorganizaba en Tepanatepec, en el estado de Oaxaca, varios cientos más derribaron las vallas fronterizas en el poblado guatemalteco de Tecún Umán de la misma forma que lo hicieron los miembros de la caravana hace más de una semana, y se enfrentaron con las autoridades mexicanas, las cuales estaban determinadas a no permitir que la caravana crezca o que se forme otra.
El nuevo grupo de migrantes, que dicen ser una segunda caravana, se reunieron en el puente internacional sobre el río Suchiate. Los bomberos guatemaltecos confirmaron que Henry Adalid Díaz Reyes, un migrante hondureño de 26 años, falleció por una herida de bala de goma en la cabeza.
“El migrante fue atendido por bomberos, pero la herida era muy grande”, indicó César Quiñonez, bombero en Tecún Umán.
En una conferencia de prensa el domingo por la noche, el secretario de Gobernación mexicano Alfonso Navarrete Prida dijo que la policía federal mexicana y los agentes de inmigración fueron agredidos con piedras, botellas de vidrio y fuegos de artificio cuando los migrantes derribaron una puerta del lado mexicano de la frontera. Sostuvo que ninguno de los agentes mexicanos estaba armado con pistolas, ni siquiera un arma que disparara balas de goma.
“En México no se criminaliza la inmigración no documentada”, afirmó Navarrete, que agregó que algunos de los atacantes también portaban armas de fuego y bombas incendiarias.
Un helicóptero militar mexicano sobrevoló durante más de una hora el puente donde se encontraban los migrantes. Varios medios locales reportaron que desde éste se esparcía gas pimienta contra los migrantes. Navarrete no se pronunció sobre la acción de la aeronave.
El Ministerio de Gobernación de Guatemala emitió un boletín de prensa en que condenó que los migrantes “hayan decidido irrumpir de forma violenta destruyendo la propiedad del Estado de forma vandálica, hiriendo a varios agentes de la Policía Nacional Civil”. Las autoridades no se pronunciaron sobre el fallecimiento del migrante, ni sobre los responsables de su muerte.
Unos 300 salvadoreños también partieron de San Salvador el domingo con la esperanza de llegar hasta Estados Unidos juntos como grupo.
Mientras tanto, algunos de los migrantes en la primera caravana, que se calcula tiene ahora unas 4.000 personas, descansaron a la sombra de toldos colgados en la plaza del pueblo o recogieron basura en Tepanatepec, comunidad de cerca de 7.500 habitantes. Otros se fueron a refrescar al cercano río Novillero.
La tensión causada por la larga caminata en medio de un calor insoportable, con pocas raciones de alimentos y otras provisiones, se agravó el sábado por la noche cuando una disputa en una fila por comida derivó en una golpiza. Muchos en la caravana llevan más de dos semanas caminando desde que el grupo se formó en la ciudad de San Pedro Sula, Honduras.
Raúl Medina Meléndez, jefe de seguridad del pequeño municipio de Tepanatepec en Oaxaca, dijo que el pueblo estaba distribuyendo emparedados y agua en un campamento de migrantes en la plaza central el sábado por la noche cuando un hombre con un megáfono pidió a la gente que esperara su turno.
Algunas personas lo insultaron, y luego lo agredieron, señaló Medina. La policía rescató al hombre mientras era golpeado y lo trasladaron a un hospital. Se desconoce cuál era su estado de salud.
Varias personas de la caravana usaron micrófonos el domingo para denunciar el ataque. Otros se quejaron de que unas personas estaban fumando marihuana y de que las imágenes de basura y alimentos no consumidos que dejan los migrantes a su paso parecen irrespetuosas.
El grupo planeaba partir el lunes en la madrugada rumbo a Niltepec, a 54 kilómetros (33 millas) al noroeste en Oaxaca.
La caravana todavía debe recorrer 1.600 kilómetros (1.000 millas) hasta llegar al cruce fronterizo más próximo en McAllen, Texas. El viaje podría ser el doble de largo si los migrantes deciden irse al cruce Tijuana-San Diego como hizo una caravana similar a principios de año. Apenas unos 200 de ese grupo más pequeño llegaron a la frontera.
La mayor parte de los migrantes en la caravana parecen decididos a llegar a Estados Unidos, a pesar de que México les ofreció refugio.
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto lanzó un programa el viernes llamado “Esta es tu casa”, que ofrece albergue, atención médica, acceso a escuelas y empleos para los centroamericanos que accedan a quedarse en los estados sureños de Chiapas o Oaxaca, lejos de la frontera con Estados Unidos.
Navarrete dijo el domingo que se habían emitido números temporales de identidad a más de 300 migrantes, lo cual les permitirá quedarse y trabajar en México. Entre los que se unieron al programa hay mujeres embarazadas, niños y adultos mayores, y ahora están siendo atendidos en albergues, agregó.
Un total de 1.895 centroamericanos solicitaron refugio en México, dijo.