Por Dalia Maxum
Mi viaje a las islas de San Juan fue maravilloso, pero sobre todo muy ilustrativo de tres contrastes: el primero, el país que descubrió y exploró estas Islas originalmente vs los países que ahora son sus dueños. El segundo, la composición sociodemográfica de los residentes de las islas. Por último, el esfuerzo por preservar sus ecosistemas vs el esfuerzo del resto del mundo por destruirlos.
La primera Isla por las que pasamos se llama Lopez Islan. Sí, Isla López. A mí me llamó la atención el nombre y entonces, recorriendo el ferry me percaté de la historia por las fotografías. Fueron los españoles sus descubridores. El nombre de “San Juan” fue dado a las islas por el explorador español Francisco de Eliza, quien trazó las islas en 1791, nombrándolos Isla y Archipiélago de San Juan. La expedición navegó bajo la autoridad del virrey de México, Juan Vicente de Güemes Padilla Horcasitas y Aguayo, segundo conde de Revillagigedo. Sería muy largo explicar como esos territorios pasaron al Reino Unido y luego a los Estados Unidos y no a la Nueva España. Pero resumiendo: después de lograr la independencia con el Tratado de París, los Estados Unidos se expandieron hacia el Oeste, ampliando sus fronteras siete veces, con dos grandes ajustes de fronteras, uno con cada una de las colonias del Reino Unido y España, y varias disputas territoriales más pequeñas.
La guerra del cerdo fue un enfrentamiento en 1859 entre los Estados Unidos y el Imperio Británico sobre la frontera que se encuentran entre la isla de Vancouver y el continente de América del Norte. Se le nombró la guerra del cerdo porque fue provocado por los disparos de a un cerdo que se estaba comiendo los vegetales de un residente de una de las islas. El Tratado de Oregon de 15 de junio de 1846 resolvió la disputa fronteriza dividiendo el Territorio de Oregon y la Columbia Británica entre los Estados Unidos y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. En la Isla hasta hoy, hay tours para enseñar el resto de las áreas militares de los ingleses.
Dejando la historia y entrando más en la sociología, les platico que (para iniciar con el Segundo contraste) la mayoría de la gente es blanca, al menos en Friday Harbor, una de las ciudades principales de las islas. De hecho, el primer día no vi a nadie que no fuera blanco. De hecho, la señora de la limpieza era caucásica, y no inmigrante de Europa del este o rusa, sino estadounidense. Sé que suena políticamente incorrecto ponerlo así, pero es la verdad, a veces uno puede ir a lugares donde la mayoría privilegiada es de un tipo y luego los de los bienes y servicios de otro, pero este no era el caso. La gente es muy amigable y amable, acostumbrada a recibir turistas todo el tiempo. En mi tercer día ya vi más diversidad, muy poquitos. Me sorprende porque el condado de King en Washington y Vancouver en Canadá son lugares con muchísima diversidad (tal vez fue por la temporada que fuimos o el lugar).
El tercer contraste es acerca del medio ambiente. Las islas de San Juan reciben la mayor concentración de águilas calvas. Grandes garzas azules y numerosas aves playeras se encuentran a lo largo de la costa. En el invierno, las islas son el hogar de los cisnes de trompetista, Canada Goose y otras aves acuáticas. Las islas son famosas por sus Orcas residentes. También hay Orcas que visitan temporalmente las islas. La gente realmente quiere a las Orcas, no sólo porque en términos prácticos representan una gran parte de los ingresos de la isla al ser el principal atractivo turístico sino porque la gente crece con la idea de proteger y preservar su medio ambiente. En la marina de Friday Harbor hay una escultura que rememora la filosofía de los Indios Americanos de que en la tierra hay un balance muy delicado y si no se respeta afecta todo el espacio. Las orcas sólo comen salmón. Necesitan 300 libras al día y ahora sólo están consumiendo 100 porque el salmón es también muy apreciado por otros animales y los humanos. Hay una campaña para cuidar los mantos acuíferos porque el salmón crece y se reproduce en ciertas condiciones. Hay una relación directamente proporcional entre el crecimiento urbano y el decremento del salmón. Aunque las islas están muy protegidas, el agua, el salmón e incluso unas orcas vienen de otras latitudes. Las Orcas son animales maravillosos y viven en familia. Se cuidan unos a otros. De hecho, verlas, aunque sea de lejos, fue lo que más me motivó para hacer este mini viaje.
Cuando fuimos a Rocher Harbor había venaditos a nuestro alrededor y no se asustaban de que estuviéramos cerca porque saben que los humanos no les haremos daño. Lo mismo pasó cuando los vimos desde el bote, los borregos cimarrones y los alces comían plácidamente mientras les tonábamos fotos. Eso es una señal clara de que saben que no somos una amenaza, al menos en estas islas. Lo triste es que estas islas son un punto pequeño en este planeta, donde los animales cada día sufren más amenazas y vejaciones, por eso aquí hay una campaña que dice: las abejas también necesitan abogados y así con otros animales. Para finalizar con los contrastes también vimos a un camello, muy cariñoso y simpático. ¿Un camello en esta isla? Sí, la vida está llena de contrastes. Por eso viajen, viajen mucho. Como decía Miguel de Unamuno: “el fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando”.