Jorge Ramos
Después de meses de escrutinio acerca de su decidido apoyo de la más dura ley de inmigración del país, la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, no tiene ningún deseo de disculparse.
Al contrario, cuando nos reunimos en Phoenix el 17 de septiembre, defendió vehementemente su decisión de firmar la ley que, pese a las limitaciones que le impuso recientemente un juez federal, hace la vida más difícil a los inmigrantes indocumentados.
“No queremos que lo que está pasando en Mexico – 28 mil personas asesinadas en 4 años – se pase a Arizona”, me dijo. “No vamos a dejar que eso ocurra aquí en Arizona y por eso estamos haciendo lo que necesitamos hacer.”
La ley, conocida como SB 1070, fue aprobada en abril, aunque en julio un juez federal impidió que Arizona aplicara sus elementos más controversiales un día antes de que entrara en vigor – o sea, una regla que permitiría a agentes policiacos revisar la situación migratoria de una persona al aplicar otras leyes. Arizona ha apelado ese dictamen, y una audiencia está programada para el 1 de noviembre.
La administración del Presidente Barack Obama ha asegurado que las fronteras entre México y Estados Unidos son, de hecho, más seguras hoy que en cualquier otro momento de los últimos 20 años, pero Brewer argumenta que la seguridad está en juego – y que sus preocupaciones trascienden las estadísticas sobre criminalidad.
“No creo que estén seguras – nunca lo han estado”, dijo Brewer. “Pueden darnos todos los datos, todas las estadísticas, pero son los hechos en el campo lo que cuenta”.
La información muestra que la criminalidad efectivamente está declinando en Arizona. Los crímenes de violencia se han reducido 15 por ciento entre 2006 y 2009, según el Departamento de Seguridad Pública de Arizona. Otro tanto ha ocurrido con respecto a los delitos contra propiedades, que bajaron 17 por ciento.
“La criminalidad ha descendido, pero de todas maneras tenemos un problema”, dijo Brewer. “Acabo de hablar con la Patrulla Fronteriza y todavía tenemos – creo que dijo – unos 214 mil indocumentados cruzando nuestra frontera. Son demasiados.”
“No podemos mantener la inmigración ilegal en cuanto a educación, atención médica y encarcelamientos. Y el gobierno federal no nos ayuda para nada en Arizona,” dijo.
Si bien Brewer no ha vacilado en su posición acerca de la inmigración, sí ofreció una disculpa – acerca de sus declaraciones pasadas de que la violencia a lo largo de la frontera ha llevado a que cuerpos decapitados fueran dejados en el desierto de Arizona, una aseveración que fue refutada por los médicos forenses del estado.
“Creo que fue un malentendido … y me disculpe por eso”, dijo. “Y lo hice inmediatamente”.
Pero de lo que no se disculpó es de haber dicho que la “mayoría” de los indocumentados que llegan a Arizona son “mulas” (drug mules) o traficantes de drogas. Le pregunté dónde obtuvo esa información.
“Tenemos muchos videos, tenemos reportes de la gente que vive en la frontera y ciertamente de nuestras fuerzas de la ley … Si tú cruzas la frontera con los cárteles de las drogas y traes drogas entonces tú eres (a mule drug)”, dijo.
También le pregunté si estaba en favor de deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que se cree residen en Estados Unidos.
Evitó dar una respuesta. “No tengo una idea”, dijo. “No tengo esa solución”.
Lo mismo ocurrió cuando le pregunté cómo creía que se veía un inmigrante indocumentado.
“No tengo la menor idea de cómo se ve un inmigrante indocumentado”, respondió. Lo que sí sabe es que “Arizona es el corredor de la inmigración ilegal y de los cárteles de las drogas. Somos la puerta de entrada”. Por eso Brewer promueve una mayor vigilancia a lo largo de la frontera con México.
“Definitivamente, creo que tenemos que construir una valla, y creo que necesitamos más agentes de la Guardia Nacional en la frontera, y necesitamos mayor apoyo aéreo.”
Y terminamos la entrevista hablando de política y de sus ya famosos 16 segundos de silencio durante un debate televisivo entre ella y el retador demócrata Terry Goddard, procurador general de Arizona. Esa falla hizo surgir especulaciones acerca de si Brewer – quien era secretaria de Estado de Arizona pero ascendió cuando su predecesora demócrata, Janet Napolitano, fue designada secretaría de Seguridad Interna por Obama – estaba calificada para ser gobernadora.
“Sea que fueran 16 segundos ó 10, fueron los 10 segundos – o los 16 segundos – más largos de mi vida”, dijo Brewer. “Se me congeló el cerebro. Especialistas en debates me han dicho que eso no es inusual … y a mí me pasó frente a todo el mundo.
“Pero tengo 28 años de experiencia sólida, buena, al frente del estado y continuaré haciendo lo mismo”, dijo. Las encuestas estatales sugieren que ella tiene una clara ventaja sobre Goddard. Pero ¿habrá otro debate? “No sé si se va a realizar o no”, respondió Brewer.
No obstante, meses de debate por críticos acerca de su postura inmigratoria han tenido un costo para ella. “Me duelen que piensen que yo pueda ser racista o una fanática”, dijo.
Los inmigrantes indocumentados en Arizona, desde luego, no votan. Pero su destino depende en buena medida de los resultados de las elecciones el 2 de noviembre. Si gana Brewer, ellos pierden.