Por RAQUEL MARIA DILLON
Associated Press
LOS ANGELES (AP) — El jefe de la policía Charlie Beck pidió calma y prometió una investigación a fondo por la muerte a tiros de un guatemalteco ebrio que blandió un arma blanca ante un agente en bicicleta.
Empero, no logró disuadir a los manifestantes que tomaron las calles el martes por segunda noche consecutiva — algunos para rezar y prender cirios votivos y otros para atacar a la fuerza pública con botellas, piedras y huevos cerca del centro de la ciudad.
La policía efectuó 22 detenciones el martes por la noche, principalmente por desobediencia a la orden de dispersarse y asociación en público no autorizada, dijo la agente Karen Rayner.
Los agentes dispararon por lo menos dos salvas de proyectiles de plástico contra los manifestantes, agregó Rayner.
Por lo menos un agente y un reportero de Univisión resultaron levemente heridos por los objetos que arrojaron los manifestantes, dijo la policía a City News Service, y un hombre que se cayó de la bicicleta sufrió una contusión en la cabeza.
El inmigrante guatemalteco Manuel Jamines, de 37 años, fue baleado dos veces por un agente el domingo por la tarde cerca del Parque MacArthur, un barrio humilde donde residen muchos inmigrantes centroamericanos.
A raíz de las protestas, las autoridades mantendrán el miércoles una reunión con los líderes comunitarios en una escuela local.
El lunes, cuatro personas fueron detenidas por agredir con piedras y botellas a la fuerza pública, tres de cuyos agentes sufrieron heridas leves, dijo el policía Bruce Borihanh.
El martes, unas 300 personas protestaron frente a una comisaría policial situada a dos cuadras de donde murió Jamines, dijo el teniente Andrew Neiman.
Beck contó que un transeúnte indicó a tres agentes que patrullaban en bicicleta que un hombre amenazaba al público con un cuchillo.
Los agentes se acercaron al sujeto y le conminaron, en español e inglés, a que arrojara el arma blanca. En lugar de obedecer, Jamines elevó el arma por encima de su cabeza y se abalanzó contra el agente Frank Hernández, un veterano de 13 años, indicó Beck.
El relato de seis testigos civiles, nueve agentes y dos bomberos indicó que Hernández disparó dos veces “en defensa propia”, según Beck. Jamines, 37, murió al instante.
Los investigadores recuperaron en el lugar un cuchillo con una hoja ensangrentada de 15 centímetros (6 pulgadas) de longitud, aunque desconocer a quién pertenece la sangre.
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