Denver, Colorado, EE. UU. (AP)
El Presidente del país, Barack Obama, firmó esta semana el histórico paquete de estímulo a la economía. Son 786 mil millones de dólares, una cifra que cuesta trabajo imaginarse. Es demasiado dinero. Nada sería más terrible que el no notar en qué se gastó, y más importante, si de verdad produjo estímulo, y para quienes. La economía necesita estímulo, es un hecho; basta nada más salir al mercado y ver cómo todo se vende menos, aunque se venda más barato. Pero hay un tema que nos toca muy de cerca a nosotros, y son los nuestros. Los negocios nuestros, las tiendas hispanas y los restaurantes y negocios que afortunadamente se encuentran por toda esta región, han sentido ese impacto, y lo han sentido tanto o más duro que muchos. Este paquete de tantos millones es muy complicado de analizar; cerca de once mil páginas tiene el documento final, ¿Quién lo entenderá? Entre más se leen los resúmenes de los dineros aprobados para construcción, para generar trabajos ecológicos, para las automotoras, más se pregunta el ciudadano común y corriente: ¿Y a mí cuando y cuánto me llega? Los negocios hispanos son, no solo el motor de nuestra comunidad porque allí nos vemos, nos reconocemos, nos saludamos; son tambien negocios honestos que tratan de subsisitir prestándonos el servicio de proveer la comida que tánto extrañamos, y mucho más. De manera que, mientras nos preparamos a recibir algo tan dificil de entender y de clarificar, no olvidemos el estímulo a nuestra economía, a la economía hispana de la región. Tortillas se pueden comprar hoy por hoy en cualquier parte, pero en una tienda nuestra seguramente habrá un cara amable, agradeciendo en nuestro idioma su compra. No es este un llamado barato a segregar a los demás comerciantes, no es tan simple. Es un llamado a estimular la economía, pero a hacerlo tambien con algo de sentido de pertenencia en nuestra comunidad. No lo olvidemos.