El acuerdo sobre el techo de la deuda firmado el sábado por Biden deja a los más desfavorecidos con menos apoyo, mientras la deuda del país sigue aumentando.
El acuerdo sobre el techo de la deuda alcanzado la semana pasada entre demócratas y republicanos ha evitado un posible desastre económico. Pero los expertos afirman que el proyecto de ley tendrá consecuencias a largo plazo para quienes se encuentran en los peldaños más bajos de la escala económica.
También crece la preocupación por el aumento de la deuda del país y lo que ello significa para los numerosos programas federales de los que dependen millones de personas.
“Sabemos que esos efectos se habrían dejado sentir profundamente, muy profundamente, entre las personas más vulnerables económicamente”, afirma Shannon Buckingham, Vice-presidenta del Center on Budget and Policy Priorities (Centro de prioridades presupuestarias y políticas), al hablar de las posibles consecuencias de un impago.
“Sesenta y cinco millones de beneficiarios de la Seguridad Social podrían haber visto retrasadas sus prestaciones, seis millones de veteranos y sus supervivientes podrían haber visto retenidas sus prestaciones. Las familias podrían haber visto retrasadas sus ayudas mensuales para alquiler, para alimentación y cuidado de los niños”, afirmó Buckingham.
Sin un acuerdo, podríamos haber visto una pérdida de entre 7 y 8 millones de puestos de trabajo y un aumento del desempleo”. Buckingham habló con periodistas de medios étnicos el viernes pasado durante una conferencia de prensa organizada por Ethnic Media Services, un día antes de que el Presidente Biden firmara el acuerdo, ampliando el límite de la deuda hasta 2025 y garantizando que Estados Unidos evitara el primer impago de su historia.
Aumento del hambre y la pobreza para adultos mayores
Shannon Buckingham, Vicepresidenta Senior de Comunicaciones y Consejera Senior del Center on Budget and Policy Priorities, explica cómo el nuevo requisito de trabajo para los adultos mayores en el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria pone en riesgo a estos beneficiarios.
Buckingham denunció a los republicanos por utilizar el techo de la deudacomo rehén para forzar políticas profundamente impopulares y perjudiciales que no pudieron aprobar cuando tenían el control total del Congreso.
“Vimos la naturaleza extrema de sus exigencias en el proyecto de ley que (la Cámara controlada por los republicanos) aprobó hace unas semanas. Afortunadamente, el acuerdo final que se alcanzó evitó gran parte del daño que ese proyecto de ley habría infligido”, declaró.
El acuerdo bipartidista, aprobado a pesar de la resistencia de los legisladores republicanos de extrema derecha de la Cámara de Representantes, contiene algunas malas noticias para las personas que luchan por lograr que el dinero alcance para llegar a fin de mes. Por ejemplo, un requisito de reportar sobre el trabajo para los adultos mayores de bajos ingresos que reciben beneficios de SNAP (Programa suplementario de asistencia nutricional) aumentará el hambre y la pobreza para las personas, de 50-54 años. Buckingham dijo que muchas personas en ese grupo de edad están en mal estado de salud y ya no pueden hacer los trabajos físicamente demandantes que una alguna vez desempeñaron. “Y muchos perderán la ayuda básica con la que cuentan para comprar despensa”, afirma.
La gente puede obtener una exención médica, pero el proceso está notoriamente cargado de burocracia y simplemente no funciona, añadió Buckingham.
“Reconocemos la voluntad del Congreso de evitar el impago”, afirma Rachel Snyderman, directora asociada de política económica y empresarial del Bipartisan Policy Center de Washington.
El acuerdo se centra en el gasto discrecional -aproximadamente una cuarta parte del presupuesto federal- y Snyderman afirma que en la última década se ha visto cómo se intensifican las tensiones políticas en torno al límite de la deuda.
“Hemos empezado a ver el límite de la deuda como una especie de rehén. Es el único momento en que ambos partidos se reúnen para mantener debates fructíferos y significativos sobre política fiscal”, afirma.
‘Ha llegado la hora de actuar’ contra la deuda
Rachel Snyderman, Directora Asociada Senior de Política Empresarial y Económica del Bipartisan Policy Center, afirma que el techo de la deuda no aborda la necesidad de ingresos más allá del recorte de impuestos.
“Los intereses de nuestra deuda van a superar nuestro gasto en Medicaid el año que viene. Éste se convertirá en el mayor gasto federal en los próximos 30 años”, advirtió Snyderman.
A continuación, enumeró las cosas que el gobierno no tendrá dinero para pagar cuando los pagos de intereses se conviertan en el mayor gasto de la nación. Entre ellas se incluyen programas sociales críticos de los que dependen millones de familias estadounidenses, el gasto en defensa de nuestro ejército y las inversiones de ayuda en energías limpias y educación en el exterior.
“Es hora de actuar ya”, afirma.
La deuda nacional, de 31 trillones de dólares, representa aproximadamente un tercio del total del mercado de deuda estatal.
“Antes incluso de que hablemos del incumplimiento del pago, estamos viendo un reflejo de la creciente aversión al riesgo entre los inversores mundiales que poseen y compran nuestra deuda”, afirma Snyderman.
El aumento de los rendimientos que los inversores exigen a los bonos del Tesoro no hace sino aumentar nuestros costes de endeudamiento, que luego pagan los contribuyentes. Si incurriéramos en impago, probablemente se produciría un rápido descenso de la demanda de títulos estadounidenses y perturbaciones negativas en las economías de todo el mundo.
Dentro de dos años, los republicanos podrían forzar otro juego de políticas riesgosas para recortar programas sociales como la Seguridad Social y Medicare.
Eliminar el techo de la deuda
¿Podría suspenderse el límite de deuda durante más tiempo o eliminarse por completo?
“La respuesta es absolutamente al cien por cien”, afirma Lindsay Owens, directora ejecutiva de Groundwork Collaborative, un think tank (tanque de pensamiento) de izquierda basado en Washington.
“No hay ningún tipo de mérito en el hecho de que sea bipartidista. No deberíamos estar en una situación en la que el gobierno estadounidense esté a una semana de incumplir sus obligaciones”.
Owens subrayó que el techo de la deuda no tiene que ver con el gasto futuro. Se trata de pagar facturas de gastos en los que ya se ha incurrido.
“Por lo tanto, el “aumentar” del techo de la deuda no tiene absolutamente ninguna relación con el futuro fiscal”, afirma. Desde un punto de vista estructural, el presupuesto y las cuestiones fiscales no tienen nada que ver con el techo de la deuda.
“Por lo tanto, el “aumentar” del techo de la deuda no tiene absolutamente ninguna relación con el futuro fiscal”, afirma. Desde un punto de vista estructural, el presupuesto y las cuestiones fiscales no tienen nada que ver con el techo de la deuda.
La reducción del presupuesto del IRS recientemente aprobado privará a la agencia del personal y la tecnología que tanto necesita para tomar medidas enérgicas contra la evasión fiscal y, en última instancia, costará millones de dólares a Estados Unidos, afirma Lindsay Owens, doctora y directora ejecutiva de Groundwork Collaborative.
Poniendo orden en nuestra situación fiscal
Según Owens, los recortes presupuestarios al IRS (Servicio de rentas internas) de 21.4 millones de millones de dólares a lo largo de diez años incluidos en el proyecto de ley suponen en realidad un aumento neto del déficit.
“Ello se debe a que el IRS deja de recaudar ingresos. Es una parte muy importante del acuerdo”, afirma.
El acuerdo congela la financiación discrecional durante un año y la aumenta un 1% el segundo año. Pero si se tiene en cuenta que la inflación ronda el 5%, Owens afirma que esto significa menos ayudas a la vivienda, menos plazas para que los niños pequeños vayan a Head Start (Programa para infantes), menos servicios para los adultos mayores, entre otros.
Dinamarca gestiona su deuda mejor que Estados Unidos, señala Owens, quien añade que, aunque se trata de debates con motivaciones políticas, hay un camino a seguir. “Tenemos que tener el coraje político de poner orden en nuestra situación fiscal”.
Mientras criticamos a otros países por sus economías deprimidas, Estados Unidos sigue viviendo por encima de sus posibilidades.
“Como la economía más fuerte del mundo, estamos dejando el impago sobre la mesa por razones puramente políticas, no porque no tengamos acceso a los mercados de capitales, lo que nos diferencia de las crisis que hemos visto en Grecia, Argentina y Venezuela, por ejemplo”, afirma Owen.