Por MARÍA VERZA
y ELLIOT SPAGAT,
The Associated Press
SAN DIEGO, EEUU (AP) — La administración de Donald Trump ha puesto en marcha su plan para que solicitantes de asilo en Estados Unidos esperen la conclusión de su trámite en territorio mexicano en lugar de suelo estadounidense. Prácticamente al mismo tiempo, México anunció que frena el programa de concesión de visas humanitarias con el que estaba recibiendo a los centroamericanos a la vez que ampliará ciertas visas temporales para que hondureños y salvadoreños puedan estar y trabajar en los estados del sur del país, lo que para algunos expertos permitirá evitar que muchos lleguen a la frontera norte.
El comisionado del Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén, hizo ese anuncio el lunes por la noche en Chiapas, estado fronterizo con Guatemala. Horas después, en el primer día del programa piloto, Carlos Gómez, un hondureño de 55 años que había pedido refugio en Estados Unidos fue retornado a Tijuana desde San Diego. Según las autoridades mexicanas, entró a México con la caravana del año pasado.
El martes, al cruzar la frontera, Gómez pidió ayuda para que le llevaran hasta uno de los albergues para migrantes que hay en la ciudad, dijo el agente de migración Rodulfo Figueroa.
Las autoridades mexicanas están preocupadas por el alcance de esta medida unilateral de la administración Trump. México se ha mostrado dispuesto a aceptar a los migrantes que les sean devueltos aunque esto incrementará la presión migratoria en las ciudades mexicanas fronterizas donde se aplique. Sin embargo, ha lanzado mensajes contradictorios al iniciarse el programa.
El portavoz de la Cancillería mexicana, Roberto Velasco, aseguró el viernes pasado que las autoridades estadounidenses les informaron que comenzaría con grupos de 20 personas que cruzarían por el paso de San Ysidro, en Tijuana, y que la medida se extendería a otros puntos fronterizos. México, según Velasco, no aceptaría menores no acompañados ni personas con problemas de salud y los casos de familias se estudiarían de forma individual.
Una autoridad mexicana con conocimiento directo del proyecto que pidió el anonimato porque las negociaciones entre ambos países no se han hecho públicas, indicó que México pidió que se excluyera a las familias del plan y se comenzara solo con adultos.
El comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM) ahondó el lunes en este detalle, importante porque el grueso del incremento de las solicitudes de asilo en Estados Unidos lo protagonizan familias centroamericanas, y señaló que solo se aceptarían de regreso a peticionarios de asilo de entre 18 y 60 años, lo que dejaría fuera a los adultos que viajan con niños. También dijo que el programa solo se aplicaría en el cruce de El Chaparral, en Tijuana.
Katie Waldman, portavoz del Departamento de Seguridad Interior, desmintió tajantemente a Guillén y aseguró que el plan era extender esta política “a toda la frontera sur” estadounidense y que se aplicará a familias completas.
La idea general del plan es que los migrantes puedan ir y venir entre México y Estados Unidos mientras se tramitan sus juicios de asilo gracias a las visas humanitarias que algunos ya tienen o de permisos especiales que se tramitarían a ese efecto, dijo el responsable de migración mexicano.
La secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, tenía previsto supervisar el inicio del programa el martes en la garita de San Ysidro, en San Diego, donde se pondría en marcha un proyecto piloto del mismo, pero no tuvo ninguna aparición pública en esta ciudad fronteriza con Tijuana.
El vocero de la cancillería, en un artículo publicado el viernes por The Washington Post, dejó entrever las incertidumbres del nuevo plan por “el reto operativo” que supone y que “abre la puerta a nuevas complicaciones potenciales” que México continuará planteando a Estados Unidos para “gestionar adecuadamente la situación”.