¿Cuándo va a temblar?

Sophia Vackimes Coordinadora de Servicios de Emergencia en Español, Ciudad de Renton

Todas las personas que vivimos en el noroeste del Estado de Washington sabemos que es posible que aquí haya un terremoto fuerte en el futuro. Nadie sabe cuando tendrá lugar, pero sabemos que será de gran intensidad y que sus consecuencias podrían ser muy graves. Si bien no es posible predecir un terremoto a futuro, tenemos la certeza de que esto sucederá gracias a la información derivada por científicos que han estudiado eventos de magnitud en esta región. Sus cálculos indican que un terremoto de gran puede suceder aquí en cualquier momento.

Si la ocurrencia de terremotos se puede calcular hacia el pasado, ¿Se puede hacer lo mismo hacia el futuro? Sería maravilloso poder saber que sucederá en el futuro, pero la predicción funciona de manera distinta a la corroboración del pasado. Tenemos conocimiento hacia el pasado debido a que existen pruebas claras que demuestran el comportamiento de las masas terrestres que, empujadas unas contra otras y acumulando energía, súbitamente la liberan y causan un tremor. Las consecuencias de estos tremores, terremotos, sismos, se pueden ver en capas de roca que presentan fracturas revelando coloraciones y alternación de estructuras que se hallan desplazadas por un evento súbito. Hay también rastros de eventos extraordinarios en áreas que se vieron súbitamente hundidas y cubiertas por agua donde esta no solía estar. A veces también se han hallado miles de animales sepultados bajo masas de tierra revelando como una avalancha, consecuencia de un sismo, desplazó terreno y lodo de una superficie a otra llevándose en una oleada de muerte todo cuanto halló a su paso.

Hacia el futuro, la cuestión es que se sí puede saber algo o predecir el futuro de la acción del planeta hasta cierto punto, pero aún no se puede decir con exactitud cuando sucederá un evento si queremos información a largo plazo. Calcular que algo va a suceder a futuro, porque sabemos que en un promedio de tantos más tantos años suceden eventos con cierta regularidad, no es muy exacto que digamos. Sin embargo, y afortunadamente, la ciencia avanza y también lo hace la tecnología. Puesto que un terremoto es un movimiento terrestre que se transmite de una masa de terreno a otra y que se extiende su efecto a su derredor, si tenemos instalados detectores, podemos saber que ha comenzado un evento, y, una vez que ha comenzado podemos detectar su progresión y mandando avisos a centros receptores que nos dan pueden alertar al desarrollo del evento. Estos avisos son útiles si la velocidad de la transmisión de la información opera de forma más rápida que la velocidad del movimiento que se aleja desde donde se inició el terremoto. Podrían, por ejemplo, pasar cuatro minutos desde el comienzo de un terremoto en el sur del estado, en la zona de subducción de Cascadia, y la alerta podría darse en Seattle inmediatamente, dándonos a todos nosotros el tiempo que les lleva a las ondas terrestres a llegar de un lado a otro, para tomar las precauciones necesarias. Esta nueva tecnología está en pleno desarrollo y son pocas las ciudades que ya la utilizan. En la Ciudad de México fue de gran utilidad Septiembre pasado puesto que un sistema innovador dio avisó a la ciudadanía del terremoto que se avecinaba y mucha gente pudo ponerse a salvo escapando así de lo que pudo haber sido un evento peor de lo que aconteció. Investigadores y oficiales de Washington encargados de elaborar programas de alerta se están reuniendo con comités a nivel nacional y regional para coordinar esfuerzos en la elaboración, implementación y diseminación de información sobre estos proyectos.

Muchas gracias a Brian R Terbush, coordinador del Programa de Terremotos y Volcanes del

Departamento del ejército del Estado de Washington por su ayuda en elaborar este artículo.