Cárteles sudamericanos compran aviones para volar drogas a Europa

AP

Por lo menos tres cárteles concretaron tratos para transportar drogas por aire hasta Africa occidental y de allí a Europa, según documentos presentados ante tribunales de Estados Unidos.

Un narcotraficante afirmó que ya tenía una ruta con seis aeronaves. Otro dijo que administraba cinco. Debido a que no hay cobertura de radar sobre el océano, los aviones grandes pueden cruzar el Atlántico prácticamente desapercibidos.

“El cielo es el límite”, se jactó un traficante de Sierra Leona ante un informante de la agencia antidrogas estadounidense DEA, según documentos judiciales.

Completar estas nuevas rutas aéreas es una hazaña debido a las distancias implicadas y la complejidad de volar aviones grandes, dijo Scott Decker, profesor de criminología en la Universidad Estatal de Arizona que estudia los métodos de contrabando.

Un viaje desde Venezuela hasta Africa occidental es de unos 5.500 kilómetros (3.400 millas), el triple de la distancia a Florida.

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y la Delincuencia comenzó a advertir el uso de aviones transatlánticos para el narcotráfico después del 2 de noviembre de 2009, cuando fue hallado un Boeing 727 quemado en el desierto de Mali.

Los narcotraficantes habían llevado droga en el avión desde Venezuela, lo descargaron y luego incendiaron el aparato, dijeron los investigadores.

En algunos casos se han utilizado jets ejecutivos, como un Gulfstream II que aterrizó en Guinea-Bissau en 2008 y otro Gulfstream decomisado en 2007 mientras trataba de despegar de Venezuela hacia Sierra Leona.

El año pasado, una oleada de detenciones comenzó a arrojar luz sobre cómo funcionan las nuevas rutas aéreas. Los casos están siendo llevados por un tribunal federal en Nueva York debido a que se supone que parte de la cocaína fue enviada a Estados Unidos.

Las rutas largas y el tamaño de los aviones tienen antecedentes en las décadas de 1970 y 1980, cuando se transportaba droga entre Colombia y algunas zonas de México cerca de la frontera con Estados Unidos, dijo Decker.

En aquel entonces, narcotraficantes como el mexicano Amado Carrillo, apodado “El Señor de los Cielos” por su operación aérea, enviaban aviones con hasta 15 toneladas de cocaína desde Colombia hasta el norte de México.

Cinco casos recientes de vuelos transatlánticos que están siendo ventilados en tribunales norteamericanos incluyen uno del cártel Valencia Arbeláez, detectado por agentes encubiertos estadounidenses, después de adquirir un avión de dos millones de dólares para hacer vuelos mensuales entre Venezuela y Guinea. El grupo afirmó que ya tenía seis aviones para vuelos entre Sudamérica y Africa occidental.

Otro de los casos implicó al colombiano Francisco González Uribe, quien fue grabado mientras trataba de comprar aviones grandes como un cuatrimotor DC-8. Otro acusado es Walid Makled García, que según los fiscales estadounidenses estuvo detrás de uno de los envíos aéreos más grandes en los últimos años: un DC-9 que aterrizó en México en 2006 con más de 12,3 toneladas de cocaína.

La decisión del presidente venezolano Hugo Chávez de romper relaciones en 2005 con la mayoría de las agencias de la ley estadounidenses ha facilitado el envío de cocaína a la costa de Venezuela, dijo Vanda Felbab-Brown, de la Institución Brookings, con sede en Washington.

“La DEA no está allí, el ejército venezolano está haciendo dinero y gran parte del territorio simplemente no es controlado por el gobierno”, aseguró.

La crisis económica mundial ha paralizado a cientos de aviones de carga, que pueden ser comprado a precios relativamente bajos. Anuncios en cibersitios como planemart.com ofrecen aviones DC-8 a precios tan bajos como 275.000 dólares.

El cártel Valencia Arbeláez también contempló crear un laboratorio de metanfetaminas en Liberia y exportar la droga a Japón y Estados Unidos.

La organización tuvo acceso a un aeropuerto privado en Guinea, analizaba comprar su propia terminal aérea y había enviado un equipo para estudiar si podría hacer vuelos directos de Bolivia a Africa occidental, dijo el lider del cártel, Jesús Eduardo Valencia Arbeláez, en conversaciones grabadas.

Un avión perteneciente al grupo transportaba 600 kilos de cocaína cuando fue incautado en Sierra Leona en julio de 2008, dijo la DEA.

En el caso de Liberia, los narcotraficantes ofrecieron sobornos a Fumbah Sirleaf, hijo del presidente y director de la oficina de seguridad de Liberia. Sirleaf, sin embargo, hizo contactos en secreto con la DEA.

Los vuelos debían provenir de Venezuela y Panamá. El cártel había enviado aviones a Liberia, Guinea y Guinea-Bissau, según grabaciones de los traficantes.

El caso ha atraído la atención de Rusia debido a que uno de los acusados, el piloto ruso Konstantin Yaroshenko, dice haber sido torturado por la policía de Liberia antes de ser entregado a la DEA. El y los otros cinco acusados han negado los cargos en su contra.

El ministerio de Relaciones Exteriores ruso acusó a Estados Unidos de “secuestrar” a Yaroshenko y de no haber notificado a Rusia de su detención. El primer ministro Vladimir Putin dijo que su detención fue un ejemplo de los abusos cometidos por Estados Unidos.

La DEA niega haberse excedido con Yaroshenko. El Departamento de Estado norteamericano alega que la notificación de arresto de Yaroshenko fue enviada por fax por error a otra embajada.