WASHINGTON (AP) — En una de sus últimas acciones como presidente, George W. Bush conmutó el lunes las sentencias que pesaban sobre dos ex agentes fronterizos que habían sido declarados culpables de dispararle a un narcotraficante mexicano en el 2005.
Los dos agentes, que han purgado unos dos años de las sentencias, podrían salir de prisión en los dos próximos meses.
La decisión de Bush de conmutar las penas de Ignacio Ramos y José Compeán, que intentaron encubrir el tiroteo, fue bien recibida por miembros de los partidos Republicano y Demócrata en el Congreso.
Desde hace mucho tiempo, ambos partidos habían argumentado que los agentes sólo hicieron su trabajo al defender la frontera estadounidense de los delincuentes. Los legisladores también alegaron que las sentencias de más de 10 años en prisión dictadas contra cada uno de los ex agentes de El Paso, Texas, fueron demasiado severas.
El gobierno de México se oponía a la liberación de los acusados y expresó su rechazo a la medida, que consideró como una falta en la aplicación de la ley.
“Esto es un mensaje de impunidad en las acciones de los agentes de fuerza pública que resulta francamente difícil de entender”, señaló Carlos Rico, subsecretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
“Expresamos firmemente nuestra oposición, pero los operativos políticos de última hora fueron más fuertes que nuestros esfuerzos”, agregó Rico.
El resentimiento por las declaraciones de culpabilidad, sentencias y despidos se había ahondado desde los hechos ocurridos en el 2005. El caso desató entonces un intenso debate sobre la inmigración indocumentada en Estados Unidos.