Jimena Larrea
Agencia Reforma
Mientras que algunos padres siguen tachando útiles en hojas tamaño carta engrapadas, los smart dads ya tienen todo resuelto utilizando sus dispositivos y la tecnología.
Antes de salir a comprar el material de los niños, escriben la lista en una app y la comparten con el smartphone de su esposa para dividirla y perder menos tiempo.
Así, sabrán a ciencia cierta qué ha conseguido cada uno. Incluso, ahorrarán gasolina al investigar en línea los mejores precios.
Y si en el transcurso del año los niños tienen problemas con alguna materia, sabrán cómo inspirarlos.
En lugar de sentarse a leer el libro de texto o sus apuntes por centésima vez, practicarán con ellos las raíces cuadradas a través de juegos para la tableta.
El uso de la tecnología por parte de los padres de familia es una tendencia mundial.
En Estados Unidos, por ejemplo, de acuerdo a un estudio del National Literacy Trust, el 57 por ciento de los padres confía en que sus hijos obtienen habilidades de lectura, matemáticas y vocabulario a través de contenido educativo digital.
En Reino Unido, el Joan Ganz Cooney Center descubrió que el 73.7 por ciento de los papás considera importante que sus hijos aprendan con tecnología desde
una edad temprana, especialmente cuando se trata de reforzar lo visto en el salón de clase.
Hoy, la tranquilidad de los smart dads ya no depende de boletas, circulares o reportes de conducta olvidados en la mochila, ellos llevan un registro de las tareas y calificaciones de sus hijos en el teléfono, para no llevarse sorpresas.
Y para cuidarlos del ciberbullying, usan monitores para detectar agresiones o amenazas en las redes sociales y gadgets de sus hijos.