LOS ÁNGELES (AP) — Las alertas sísmicas estarán disponibles al público en todo California por primera vez a partir de esta semana, lo que potencialmente dará a las personas tiempo para resguardarse, informó el miércoles la Oficina de Servicios de Emergencia de la gubernatura.
El primer sistema estatal de alerta sísmica del país comenzará a operar el jueves, en el 30mo aniversario del terremoto de Loma Prieta que devastó la zona de la Bahía de San Francisco el 17 de octubre de 1989, y coincide con el simulacro anual Great Shakeout.
Las alertas que producirá el sistema ShakeAlert se emitirán a través de dos sistemas: una app para smartphones de nombre MyShake, y el mismo sistema de notificaciones inalámbricas que anuncia las Alertas Amber, por lo que las personas podrían recibir ambas notificaciones.
“La app ya está en un nivel en el que nos encontramos satisfechos con su rendimiento y pruebas, que han sido bastantes, por lo que pensamos que, aunque no es ideal, puede proteger a las personas, y ese el principal objetivo”, dijo Brian Ferguson, subdirector de comunicaciones de crisis y relaciones públicas en la Oficina de Servicios de Emergencia.
La aplicación estatal de terremotos, desarrollada por la Universidad de California, campus Berkeley, está disponible para su descarga tanto en sistemas operativos IOS como de Android.
“Las alertas sólo las recibirán las personas que sentirán la sacudida”, dijo Richard Allen, director del Laboratorio Sismológico de UC Berkeley.
Los umbrales para recibir una alerta son sismos con magnitud de al menos 4,5 y una intensidad de sacudida de nivel 3.
“La intensidad 1 no se siente; la intensidad 2 es perceptible en algunas personas; la intensidad 3 la sienten la mayoría”, declaró Allen.
El sistema ShakeAlert es desarrollado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés) y asociados en los estados de la costa oeste, y es en California donde está más completo.
El sistema no predice terremotos. Lo que hace es utilizar varias estaciones sísmicas para detectar el inicio de un terremoto y comunicaciones a la velocidad de la luz para enviar datos a computadoras que, instantáneamente, calculan la ubicación, magnitud e intensidad de sacudidas para crear alertas que se distribuirán a las zonas que resultarán afectadas.
Dependiendo de la distancia del epicentro, las alertas llegarán con varios segundos y hasta un minuto de antelación al terremoto, tiempo suficiente para resguardarse debajo de los escritorios, retirar el bisturí a un paciente en una operación, o suspender el uso de elevadores, trenes y procesos industriales.