Vive Adams drama de película

Staff Agencia Reforma

Su talento es reconocido por la industria de Hollywood, donde a su paso por las alfombras rojas brilla por su belleza, pero la historia de Amy Adams no siempre fue así.

La actriz vivió una infancia y adolescencia bastante difíciles en Denver, Colorado. Cuando tenía 11 años, sus padres, Richard y Kathryn Adams, se separaron.

De acuerdo con The National Enquirer, tras el divorcio, su madre se mudó con su pareja lesbiana. Y aunque pidió compartir la custodia, Adams y sus seis hermanos se quedaron a vivir con su papá.

Pero lo difícil apenas comenzaba. Primero, abandonó la práctica de su religión mormona, con la que había sido criada.

Más adelante, cuando la nominada al Óscar ingresó a la preparatoria, debió mudarse con unos amigos, al igual que tres de sus hermanos.

“Tuvieron que irse con diferentes amigos de la familia un par de años porque su padre tenía muchos problemas financieros. Amy estaba devastada y lloraba por las noches”, dijo una fuente al Enquirer.

La estrella de Escándalo Americano tenía el sueño de convertirse en bailarina profesional de ballet, por lo que ingresó a una compañía de danza local.

Comenzó a valerse por sí misma al emplearse en una tienda Gap, al mismo tiempo que actuaba en un teatro local. Luego fue anfitriona en un restaurante Hooters.

Poco a poco, se abrió camino en el mundo del cine, hasta que logró su primera nominación al Óscar como Actriz de Reparto por Junebug, en 2005.

Pese a lo complicado que ha sido su vida familiar, Adams mantiene una buena relación con sus padres. Y prueba de ello es que su madre asistió con ella a la pasada ceremonia de los premios de la Academia, el domingo pasado.

“Siempre supe que su momento llegaría. Siempre creí con todo mi corazón que ella ganará un Óscar”, dijo su madre en una entrevista de 2008.