Grupeando

Susana Mely Cruz

Corresponsal de La Raza del Noroeste

A dos semanas de la muerte de Sergio Vega su nombre sigue en los encabezados de las notas de música popular mexicana, el sonorense se había cansado de desmentir atentados en su contra “aquí estoy, no pasa nada, son rumores”, había dicho apenas dos días antes de la noticia de su muerte.

Aceptó temor ante la situación de violencia que está viviendo el país e igualmente aceptó que interpretaba temas “arriesgados”, aseguró que se estaba protegiendo, pero está visto que no fue suficiente.

Víctima de una ráfaga de balas quedó una vida de mucho trabajo, de lucha por conseguir un lugar en este difícil mundo grupero, más porque la fama lo perdió en el camino de las relaciones amorosas fáciles que le dejaron la experiencia plena de ser padre de 18 hijos, y lo peor, también probo el mundo de las drogas que lo fulminaron con un ataque al corazón, del que sobrevivió y salió renovado, con fe de no volver a caer, y ahí la llevaba en esa segunda oportunidad que la vida le dio, retomó la carrera, le echó ganas por todo México, a Estados Unidos no iba, porque le cancelaron la visa. Con su muerte se revivió la polémica sobre la relación que supuestamente existe entre la música de este tipo y los narcotraficantes. “El Shaka” destacó por interpretar temas que estaban inspirados en mafiosos. La temática de su música le acarreó problemas y es precisamente el tema Luto en el Cielo, que habla directamente de “El Señor de los Cielos”, Amado Carrillo, tema considerado “apología del delito”.

Ahora comienza la leyenda, la misma de Valentín Elizalde, la misma de Sergio Gómez. ¿Quién los asesinó?, quizá no lo sabremos nunca, pero, otra vez estamos de luto.