Por THOMAS ADAMSON
CANNES, Francia (AP)
David Cronenberg volvió a hacer lo que mejor sabe con un viaje visceral de un día dentro de la cómoda limosina de un millonario a quien le importan poco los sangrientos disturbios populistas que explotan fuera de su auto en “Cosmópolis”.
Lo único que quiere el joven multimillonario Eric Packer, interpretado por Robert Pattinson, es un corte de pelo.
Packer pasa toda la película, que se estrenó el viernes en Cannes, tratando de cruzar la ciudad para lograrlo, pero lo retrasa la visita del presidente de Estados Unidos que ocasiona un caos vial. Cuando por fin llega al barbero, interrumpen su corte y él se tiene que marchar frustrado y medio rasurado.
Para Cronenberg, un maestro de la provocación, el significado de la cinta posiblemente va más allá de un debate sobre la calidad de los cortes de cabello en las barberías. Aunque a juzgar por el lacio cabello rojo de Pattinson, es probable que haya optado por un estilista.
En la surrealista “Cosmópolis”, llena de diálogos introspectivos, el retrato de la arrogancia fría y calculadora es una advertencia contra la codicia que se percibe en nuestros tiempos.
Packer, de 28 años y obsesionado con el sexo, ha hecho una fortuna como financiero en una Manhattan convulsionada y es tan egoísta que apenas se da cuenta de las protestas violentas contra el capitalismo a su alrededor. La única vez que parece preocupado es después de que un médico le dice, en uno de los múltiples momentos cómicos de la cinta, que tiene una “próstata asimétrica”.
Pattinson, famoso por su papel de vampiro en la cinta para adolescentes “Twilight” (“Crepúsculo”), dijo que se sintió nervioso por la complejidad del papel.
“Pasé dos semanas preocupado en mi habitación de hotel”, dijo, agregando en broma que “no se supone que los actores sean inteligentes”.
Pattinson, cuyas apariciones en público han causado turbas de adolescentes, dijo en chiste que se identificaba con el personaje porque a veces le parecía “que la gente trata de matarme”.
La cinta se basa en la novela homónima de Don DeLillo escrita en el 2003. El autor estuvo en el Festival de Cine de Cannes junto a Cronenberg y dijo que los diálogos de la película salieron directamente del libro. Aun así, en muchos casos los diálogos parecían más apropiados para una obra teatral y la película se hizo pesada.
En la conferencia de prensa tras la presentación de la cinta, Cronenberg justificó con aplomo el ritmo introspectivo de la cinta.
“Para mí la esencia del cine es una persona, un rostro, hablando”.
La película ha creado comparaciones inevitables con las dificultades económicas actuales y temas atemporales como la codicia y la pobreza, o el enojo de la población, pero Cronenberg dijo que cualquier relación con los sucesos actuales fue una coincidencia. A pesar de eso la filmación sí se empalmó con las protestas mundiales contra el capitalismo que comenzaron a finales de 2011.
“Después de filmar de noche y leer sobre las protestas de Ocupemos Wall Street, de momentos parecía que estábamos trabajando más bien en un documental”, dijo.
DeLillo dijo que escribió “Cosmópolis” sorprendido por la gran brecha que existe entre los ricos y los pobres de Manhattan.
“De pronto al final del siglo las calles de Nueva York parecían estar llenas de limosinas blancas”, dijo.
Para Cronenberg el logro de la cinta está en el hecho de haberla rodado.
“No es fácil que una película consiga financiamiento. En Hollywood gastan 200 millones de dólares en películas que son muy conservadoras, no atrevidas. La esperanza está en el arte”.