Analizar el éxito de los Sounders de Seattle en los tres torneos que se encuentran jugando resulta un ejercicio entretenido porque está lleno de buenas noticias, en varios frentes.
La componente fundamental de este éxito reciente, y ya lo hemos dicho, es el medio campo, la mística, la coordinación, “la magia”.
No hay jugadores distintos, no hay “un Mesías”, aunque hay que reconocer que Rosales ha traído liderazgo y dinámica.
Pero el tema no es de uno, el tema de cuatro cinco amigos que se juntan “a tocar el cuero”, como se dice de donde viene quien escribe este comentario.
Fernández, Rosales, Montero y Friberg forman un diamante creativo que empieza a jugar como de memoria, y eso es muy poderoso.
Este grupo se completa con el aporte de Alonso atrás, Riley o Scott por derecha y Leo o Tyson Wahl por izquierda, ellos ya no mandan pelotazos desde su campo o desde la raya central, sino que se combinan con “el diamante” para llegar con espacio cerca a la puerta.
Adelante, y a pesar de no haber un “punta” sobresaliente, un titular permanente (lo que es una oportunidad para el recién llegado Sammy Ochoa), Neagle, Fucito y hasta Levesque han aportado.
Porque si tu medio campo crea espacio, la cancha se hace grande para el que sea.
Son muchas cosas buenas, y mejores por venir si Hurtado y Parke se consolidan por fín atrás y sin lesiones.
El equipo, como está, podría ser tricampeón de Open Cup, pasar a cuartos de “Concachampions”, y por qué no, levantar la Copa de la MLS.
Falta mucho y pocos equipos logran sostener semejante ritmo, pero por ahora los de Seattle realmente andan volando alto. JRP