Por Efrain Palomino Morales
Corresponsal de La Raza del Noroeste
Si de algo se admiran los extranjeros que llegan a conocer a los mexicanos es de nuestra plena y testaruda cultura del arraigo. Es decir y como diría mi abuela sin empacho: ¡acá en nuestro rancho, si vamos a comer enchiladas, pues mínimo que nos hagan sudar! Lo mismito piensan muchos de los seguidores del equipo más tradicional y arraigado de la cáscara nuestra: la Chivas Rayadas del Guadalajara (hasta el pecho se me hinchó, verdad de Dios). Y si no me creen pregúntenle a Jorge Vergara las recordadas de diez de mayo que le dieron después de presentar la nueva piel del chiverío. Todo esto viene a tema porque el rebaño acaba de presentar sus nuevos uniformes en vísperas del inicio de la próxima temporada, situación que normalmente emociona a la afición, sin embargo, después de ver los desfiguros que los diseñadores de la marca deportiva que trabaja la ropa de los tapatíos hicieron al escudo pues el corral se le descarrió a Jorgito. La molestia radica en que nadie (por muy diseñador europeo que sea) tiene derecho a quebrantar la imagen que sustenta toda una religión futbolística. No digo que los uniformes deben ser iguales que hace veinte años, pero sí creo que al menos en la cuestión de escudos estos deben ser eternos. ¿Apoco ahora que el Real Madrid presentó su nueva casaca en el figura torneada de Cristiano Ronaldo vieron que el escudo mítico de los merengues fue modificado? ¡Ni en sueños! Estos son protocolos que se respetan para mostrar, precisamente, la tradición y el abolengo de un pueblo. En fin, hablar de estas ideologías con gente como Jorgito que confunde la vanguardia con la ignorancia pues es como convencer al buey de que no se caiga a la barranca. Por lo pronto, la directiva del Guadalajara aún está a tiempo de corregir su error y regresar al escudo tradicional que, en el campo que se presente, provoca respeto y admiración.