Jorge Rivera
La Raza del Noroeste
Parece que fue ayer cuando los Marineros de Seattle cerraron su temporada de horror el año pasado, terminando últimos en su división, con más de cien derrotas. Y, no fue hace mucho que empezó a apagarse la llama del último escándalo en esa liga; el de Alex Rodriguez y su resultado positivo por esteroides, cuando tenía 23 años. Un equipo en completa restructuración y una liga cuestionada por las prácticas poco deportivas de muchos jugadores, enmarcan el regreso del beisbol al Noroeste, y al país. Triste, porque el beisbol es un deporte bonito, que despierta pasión entre millones de personas, en varios paises y culturas. La vergüenza de los Esteroides Los escándalos de jugadores no son exclusivos de una liga profesional; en cada deporte hay manzanas buenas y manzanas podridas, pero desafortunadamente el beisbol parece estar padeciendo un mal mayor a los demás. El mal del uso ilegal de sustancias probibidas, para mejorar rendimiento. No es enfermedad que haya atacado a uno o dos deportistas, ni solo a deportistas mediocres y sin esperanza; el caso es grave, extenso, e imposible de ocultar. Muchas de las máximas figuras de las grandes ligas han estado envueltas, y han reconocido ya su culpabilidad en el uso de esteroides y hormonas ilegales. Empezando por José Canseco, quien destapó el escándalo en su libro ¿Juiced¿ (¿En su jugo¿, término usado para dopado por esteroides), publicado en el 2005. El beisbolista cubano bateó más de cuarenta cuadrangulares en tres temporadas diferentes, y fue considerado entre los más poderosos en los 80s y 90s. Desde entonces, muchos otros de los mejores peloteros han aceptado o han sido juzgados por el uso ilegal de sustancias. Mark McGuire, Barry Bonds, Roger Clemence y recientemente Alex Rodriguez, han enfrentado sanciones o vergüenza pública, o las dos, por el escándalo. Es como si en el futbol mundial se vieran involucrados Cristiano Ronaldo, Leonel Messi, Hugo Sánchez, Kaká; los más populares y conocidos. ¿De quién es la culpa? En un problema tan grave nunca hay un solo culpable, y al final todos lo son un poco, pero tratemos de poner las cargas donde corresponden, según la opinión de los expertos: El primer responsable es cada jugador, cada individuo que decide inyectarse una substancia para con ello mejorar su rendimiento. Por otra parte, el Sindicato de Jugadores de Beisbol (MLBPA), se negó por muchos años, hasta el 2005, a permitir políticas estrictas de control de uso de drogas. Solo después que el bateador Barry Bonds, admitió en Diciembre del 2004 haber usado esteroídes, y bajo presión del Congreso del país, el sindicato aceptó pruebas que existen desde hace tiempo en casi todas las ligas profesionales del mundo, como las pruebas anti drogas ¿a la suerte¿. Por supuesto, en la lista de culpas no se escapan los dueños de clubes que llenaban sus arcas con jugadores cada vez más grandes y fuertes, sin exigir controles. La reciente aceptación de Alex Rodriguez, de haberse dejado inyectar esteroides, y salido positivo en una prueba que se conoció recientemente, dió un nuevo golpe al respeto por ese deporte. El 2009 arranca entonces con una liga en la que algunos padres dudarán de que sus hijos idolatren a héroes, que en varios casos han terminado siendo de barro. Marineros, en construcción Mientras la liga es cuestionada por el gran número de escándalos de esteroides, los Marineros de Seattle luchan por su parte, para atraer aficionados. Después de su peor año en la historia reciente, los de Safeco despidieron a todos sus directivos importantes, y se encuentran en proceso de renovar el equipo con jugadores jóvenes. El proceso puede durar años, y no hay garantías que funcione; al terminar los entrenamientos de primavera, ningún recién llegado ha mostrado de entrada un futuro particularmente brillante. El equipo entonces se apoyó en la contratación de una vieja gloria de Seattle, Ken Griffey Jr. para crear emoción en sus fans. Griffey, en el final de su carrera, ya no es el bateador estelar de la liga, pero no cabe duda que su llegada creó entusiasmo, y ayudo en la venta de mercancía relacionada con el jugador y con el equipo. Para colmo, pasando la calle de Safeco, en Qwest Field, abrió sus puertas un equipo de futbol de la MLS, que ha despertado atención por toda la región, y ofrece un espectáculo competitivo. En medio de este preocupante cuadro, se encuentran los nuestros, los beisbolistas hispanos; algunos públicamente descontentos en el equipo (como Adrian Beltré), otros en el borde entre florecer como estrellas de la liga o pasar sin mucha gloria. El primer ¿Play Ball¿ se grita para los Marineros este Lunes 6 en Minnesota. Suerte para el equipo de casa, ojalá naveguen firme entre tanta tormenta.