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JOHANNESBURGO (AP) — Dos meses después que la FIFA lo regañó en público por el estado de los preparativos para la Copa Mundial de 2014, Brasil manifestó el jueves que ahora todo marcha viento en popa.
Brasil será dentro de cuatro años la sede del torneo __el segundo de su historia y primero desde 1950__ pero el país ha quedado envuelto en los mismos cuestionamientos que padeció Sudáfrica, el actual anfitrión.
Las advertencias sobre seguridad, transporte y cumplimiento de plazos para los estadios parecen tener el mismo tono que las que acompañaron la antesala al primer campeonato en el continente africano.
El país obtuvo la sede hace seis años, pero ha avanzado a paso de tortuga en cuanto a la construcción y remozamiento de los doce estadios en los que se disputarán los partidos.
Los primordiales apuntan a la situación que afrontan Sao Paulo y Curitiba, dos sedes que están en veremos.
Sao Paulo, la ciudad más grande de Sudamérica, podría quedarse sin albergar partidos después que el mes pasado el estadio Morumbi fue descartado por no presentar las garantías financieras.
También se mencionó que ya empezaron las obras en Belo Horizonte y Salvador, mientras que Curitiba se ha visto afectada por dificultades económicas que no han permitido iniciar la construcción.
Una idea que los brasileños ponderan es dividir el país en cuatro zonas geográficas de modo que las 32 selecciones no tengan que hacer desplazamientos largos dentro de su extenso territorio.