Una escena a nivel de cancha llamó la atención de quien escribe el miércoles en la noche, durante la derrota contra el Columbus.
La pancarta de cambio se levanta con el número 15, el de Álvaro Fernández en color rojo, sale remplazado, trata de dejar la cancha rápido, y se sienta en el banco sin mirar ni estrechar la mano de su entrenador, Sigi Schmid.
Puede ser especulación pura, quizás recuerdo de momentos en que Schmid fue crítico del flaco hace un año, cuando tuvo que ser cambiado por lesión cuando había dicho que podía jugar en una partido, o puede ser recuerdo de una nota aparecida mesas atrás donde un empresario dijo que Fernández quería irse a Europa.
Lo cierto es, el uruguayo perdió un gol, solo frente al arco y de cabeza, y el entrenador dejó claro que no estaba feliz por eso.
“Esa opción al final del primer tiempo es tan buena como se puede llegar a tener”, dijo Schmid sobre el desperdicio de Fernández, “Es tan cerca a tener el arco solo como se puede”, insistió en la misma frase sin que se le pidiera más explicación.
“No estoy contento” dijo el alemán varias veces y el uruguayo pareció estar de primero en su mente.
La verdad, como se dio la jugada, Fernández si recibió solo el balón tras excelente centro de Estrada, pero Johnson, el delantero de Sounders, y un defensa rival igual de alto saltaron centímetros delante del flaco y fallaron.
Fernández tuvo fracciones de segundo para decidir y rematar.
La oportunidad se perdió, pero queda duda de qué tan grave fue, y de qué tan bien está Fernández en la mente del técnico, de cara a una temporada de transferencias que se viene este verano. JRP