Por VLADIMIR ISACHENKOV,
Associated Press
MOSCÚ (AP) — Dos ataques suicidas en dos días que dejaron al menos 31 personas muertas despertaron los temores de que los extremistas islámicos han comenzado una campaña terrorista en Rusia que podría extenderse hasta febrero, cuando serán los Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad de Sochi. Sin embargo, autoridades rusas y olímpicas aseguran que la sede de los juegos, que está bajo fuertes medidas de seguridad, está completamente a salvo.
El ataque del lunes en Volgogrado, a 650 kilómetros (400 millas) de Sochi, refleja la incapacidad del Kremlin para desterrar a los extremistas islámicos en el Cáucaso, que han prometido frustrar los juegos, un proyecto muy importante para el presidente Vladimir Putin.
Nadie se ha responsabilizado del ataque del domingo en la estación de trenes de Volgogrado que dejó 17 víctimas, y tampoco de la explosión del lunes en un autobús, pero éstos ocurrieron meses después que el líder rebelde checheno Doku Umarov amenazara con lanzar nuevos ataques contra blancos civiles en Rusia, inclusive en las Olimpiadas de Sochi en febrero.
Además de los muertos, 104 personas resultaron heridas, informó el Ministerio de Salud. El lunes por la tarde, 58 seguían hospitalizados, muchos de ellos en condición grave.
Las autoridades creen que el mismo grupo cometió los atentados en una estación ferroviaria y el autobús eléctrico.
Los atentados han generado fuerte tensión en la ciudad de un millón de habitantes y pusieron de manifiesto la amenaza terrorista que enfrenta Rusia de cara a las Olimpiadas en Sochi.
Aunque los terroristas puedan tener dificultades para infiltrarse en las instalaciones olímpicas rigurosamente vigiladas, las explosiones demuestran que puedan hacer daño a la población civil en otros lugares de Rusia con sorprendente facilidad.
Putin convocó a autoridades para que le informaran de los ataques y envió a Alexander Bortnikov, jefe del Servicio de Seguridad Federal, a supervisar la investigación.
Volgogrado, otrora conocida como Estalingrado, es un centro clave para el transporte hacia el sur de Rusia, ya que de ahí salen numerosos autobuses interprovinciales hacia la volátil región del Cáucaso Norte, donde grupos insurgentes tratan de crear un estado islámico.
Vladimir Markin, portavoz de la principal agencia de investigación rusa, dijo que en el ataque del lunes se usó una bomba similar a la utilizada el domingo en la principal estación ferroviaria. “Eso confirma la versión de los investigadores de que los dos ataques terroristas estaban vinculados”, indicó Markin.
Volgogrado también es un importante símbolo que enorgullece a los rusos desde la histórica batalla de Estalingrado durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los soviéticos revirtieron la corriente contra los nazis.
Las autoridades rusas no han establecido medidas de seguridad para revisar a quienes suben a los autobuses, lo que hace a este transporte el ideal para los terroristas en la región. Hace pocos meses se estableció el requisito de mostrar una identificación al momento de comprar boletos, como se hace en los trenes y aviones, pero el procedimiento no se ha aplicado con rigor y algunas rutas no están controladas.