Por WILLIAM J. KOLE,
Associated Press
BOSTON (AP) — “¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!”, es el perturbador sonido que hacen los corredores cuando entrenan al aire libre para el Maratón de Boston y muerden el polvo, señaló Becca Pizzi. O mejor dicho, muerden la nieve.
“Estaba corriendo en Heartbreak Hill y la gente se caía con tanta fuerza que no podían levantarse. Una oye esos ‘¡bam!’ y teme que se hayan roto algo”, comentó Pizzi, de 34 años. Esta propietaria de un centro de día está teniendo problemas para ponerse en forma para su 15ta participación en la carrera de Boston.
Correr 26,2 millas (42 kilómetros) requiere resistencia, pero 8 pies y medio (2,5 metros) de nieve y un montón de traicioneras placas de hielo están poniendo a prueba a los atletas de este año de modos nuevos y frustrantes. Quedan menos de dos meses para la carrera, y el incansable invierno ha relegado a algunos participantes a correr a cubierto, en el sótano de casa o en gimnasios, mientras vuelve locos a los que salen al aire libre.
Una de las ventiscas que golpearon la ciudad en rápida sucesión obligó a la Asociación Atlética de Boston, que administra la maratón más conocida de Estados Unidos, a cancelar un consultorio de entrenamiento. Y aunque lo peor del invierno parece haber quedado atrás, sólo quedan 48 días para el 20 de abril, cuando se celebra la 119na edición de la carrera.
Eso no es mucho tiempo para aclimatar piernas y pulmones. Y muchas calles y veredas siguen resbaladizas, complicando y haciendo peligroso compartir unas carreteras más estrechas de lo normal con los conductores para cubrir los recorridos de 20 millas habituales del entrenamiento para maratón.