Associated Press
BRASILIA (AP) — Mientras para Brasil el partido por el tercer puesto es una cuestión de honor, Holanda lo vive como una pesadilla innecesaria.
El histórico revolcón por 7-1 que sufrió el anfitrión ante Alemania ha sacudido el fútbol brasileño. La prensa local no deja de hablar de la humillante derrota en su propia casa. Los debates sobre el futuro de la selección y de su técnico Luiz Felipe Scolari están abiertos, pero de algún modo pospuestos a la espera del partido del sábado contra Holanda en Brasilia.
Neymar, quien quedó a salvo de la mancha del ya conocido como Mineirazo por encontrarse lesionado, regresó a la concentración brasileña para saludar a sus compañeros y lanzar un mensaje de esperanza. La estrella del Barcelona, de 22 años, aseguró que seguir llorando no va a solucionar nada.
“Es doloroso y va a doler durante mucho tiempo, pero pasará. Haremos todo para devolver la alegría al pueblo brasileño”, dijo Neymar el jueves en conferencia de prensa. “Terminaremos el sábado con orgullo. Una derrota no nos debe hacer agachar la cabeza”.
Neymar sigue recuperándose de una fractura de vértebra.
El recibimiento de la “torcida” a su selección es una incógnita. El equipo salió abucheado de Belo Horizonte el martes. El orgullo sigue herido, mientras, para colmo de males, los brasileños soportan una invasión de argentinos que llegan en masa a Río de Janeiro para seguir la final del Maracaná entre Argentina y Alemania.
Tampoco se sabe mucho de la alineación de Scolari. Se espera el regreso del capitán Thiago Silva, quien tampoco estuvo contra Alemania por sanción. Pero podría haber otras novedades. El técnico, más cuestionado que nunca, pidió a sus futbolistas concentrarse en la conquista del tercer puesto y aliviar el mal sabor de boca que dejó la goleada de semifinales.
“La vida sigue, y tenemos que apuntar a nuestra próxima meta, y nuestra próxima meta es ganar el partido por el tercer lugar”, señaló Scolari. “Tenemos que jugarlo, es nuestra meta principal”.
Los duelos históricos entre Holanda y Brasil están completamente igualados. Tres victorias para cada selección, cinco empates y 15 goles por equipo. Los holandeses eliminaron a Brasil en los cuartos de final de Sudáfrica hace cuatro años.
Sin embargo, Holanda no encuentra demasiada motivación tras la derrota contra Argentina en la definición por penales. Por no decir ninguna. Ni orgullo ni honor, vistas las declaraciones de su entrenador Louis van Gaal y su estrella Arjen Robben.
“Creo que este partido no debería jugarse”, dijo Van Gaal.
“Pueden quedárselo”, respondió Robben al ser preguntado por la sensación de jugar por el tercer puesto. “Solo vale una cosa y es ser campeón mundial”.
Holanda apenas ha disfrutado de dos días completos de recuperación tras un agotador partido contra Argentina que se marchó al alargue y se definió desde los 11 metros. De hecho, el equipo de Van Gaal acumula 240 minutos de juego y dos tandas de penales consecutivas desde cuartos de final.
Van Gaal, que ha usado a 22 de sus 23 convocados en el torneo, podría presentar una alineación completamente nueva sin sus mayores estrellas: Robben, Robin van Persie y Wesley Sneijder. Sin presión ni auto exigencia, el rendimiento de una Holanda desconcentrada y sin ganas es dudoso.
“No quiero jugar el partido por el tercer puesto, es injusto, porque tenemos un día menos para recuperarnos”, insistió Van Gaal. “Pero lo peor de todo es que existe la posibilidad de que pierda el equipo dos veces seguidas en un torneo disputado de manera tan maravillosa”.