Efrain Palomino Morales
Corresponsal de La Raza del Noroeste
Las sentaderas las traía coloradas coloradas y sus lagrimas escurrían que daban lastima. Esta vez a paquito no lo salvó la campana ni las promesas de portarse bien y es que, después de la humillante goleada que los gladiadores de San Luis le propinaron al Rebaño Sagrado, mamá Jorgito se lo ajustició con singular alegría y lo puso de patitas en la calle, sin cena ni domingo.
Francisco Ramírez llegó al banquillo tapatío con la fama de haber sido el asistente de los directores técnicos nacionales Ricardo Lavolpe y don Sven, sin embargo, así que digan ¡que bueno es el Paco para eso de arriar cascareros pus no! En lo que va del torneo sólo la “rachita” de los Pumas opaca el papelón que los tapatíos están haciendo en el Apertura 2009 (aparte de los universitarios sólo los Indios y Querétaro están por debajo de los rojiblancos en la tabla general).
Este fracaso no es culpa del buen Paco porque, como diría mi abuelo, “la culpa no es del indio sino de quien lo hace compadre”. Su triste paso por el equipo más popular de México se debe a que aceptó ser parte de un movimiento mercadológico por parte de mamá Jorgito y no de un proyecto verdadero y bien planeado para dirigir.
Desde que Vergara se adueñó del equipo, en Chivas se han hecho las cosas de forma atípica (basta con ver los cambios a su tradicional escudo para darse cuenta del “ingenio” de sus asesores) tan es así que cuando han logrado consolidar a un técnico (Daniel Guzmán, Benjamin Galindo, Chepo de la Torre, Efraín Flores y los que se sumen a la lista) les han dado cuello sin ninguna explicación justificada.
Por lo pronto se ha designado a Raúl Arias como nuevo estratega del chiverío y créanme que éste sí tiene credenciales que lo avalan como un técnico ganador, sobre todo en su época al frente de los necaxistas. Por hay dicen que todos somos el reflejo de nuestra familia y para muestra está el caso de Paquito, quien se va del Rebaño con la satisfacción de irse con todo y chivas sonriendo y gritando a los cuatro vientos “¡lo atolondrado se los paso!, ¡pero que digan que me lo pegó Lavolpe eso si que no, porque ya venía así de nacimiento! ¿Qué no mamá?”.