Jesús Ballesteros, Agencia Reforma
CIUDAD DE MÉXICO .- El pasado 23 de septiembre se cumplió un siglo del nacimiento del máximo ícono de la lucha libre, Rodolfo Guzmán Huerta, El Santo, quien a pesar de los años, sigue presente en el corazón de los aficionados. “Es un gran orgullo (portar esta máscara) porque es un personaje muy querido, un personaje limpio, que toda la gente quiere tener cerca, y te lo digo con mucho orgullo porque yo voy a cualquier evento y toda la gente se quiere tomar fotos. “Mi padre era un hombre ausente, viajaba mucho, pero nos dio mucha calidad de tiempo. Siendo niño me gustaba estar con él en su despacho, lo que yo llamo hoy el santuario, y era entrar a otro mundo, había máscaras, fotografías, trofeos, era mágico”, comentó el Hijo del Santo a CANCHA.