Luis Homero Echeverría,
Agencia Reforma
CIUDAD DE MÉXICO Dentro de 100 días la Federación de Rusia celebrará al doble o quizá más.
Despertará primero el 12 de junio con el ánimo de cumplir 28 años de la Declaración de Soberanía Nacional, el llamado Día de Rusia, y aderezará la fiesta con la expectativa de lo que acontecerá 48 horas después: la apertura del Mundial de futbol.
Eduard Malayán, embajador de Rusia en México, ya prepara la tertulia especial para el día 14, cuando se festeje por los dos motivos.
“Es un evento deportivo muy grande que atrae la atención de todo el mundo. Es un evento que permite a Rusia elevar el nivel del futbol en el país. Nos permite desarrollar nuestras infraestructuras deportivas. Y da la oportunidad para que los aficionados del mundo conozcan nuestro país”, expresó Malayán en entrevista con Grupo REFORMA.
“De la forma más sincera, espero que sea una fiesta. Al menos hacemos todo lo posible para que todas las selecciones que estarán en Rusia, junto con sus aficionados, se sientan como en su casa, especialmente si se trata de los mexicanos, porque normalmente forman el grupo de los más numerosos, esperamos 20 o 21 mil mexicanos”.
Rusia abre sus puertas como ya lo hizo cuatro años atrás para los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, con la voluntad de mostrarse sin apariencias y borrar cualquier impresión errónea sobre el país.
Por éxito…deportivo
Hacer negocio con el Mundial no es exactamente la prioridad del Gobierno de Rusia.
Con la costumbre de la alta competencia desde que formó parte esencial de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, el éxito deportivo se vuelve de las principales asignaturas a perseguir en su justa mundialista. De lo contrario, las cabezas tienen que rodar. “Hay una tarea especial, que es elevar el nivel de nuestro futbol. El nivel es bueno, pero creo que su juego no corresponde a los medios, los recursos que se invierten”, afirmó el embajador de Rusia en México, Eduard Malayán.
Sin sombra de dopaje
Rusia no ve justicia en el trato a sus deportistas a nivel internacional respecto al tema del dopaje, el cual no es en definitiva una práctica de Estado. “Se habla mucho del dopaje. Supuestamente que todo el sistema deportivo en Rusia, por órdenes personales de Putin, lo dijo primero el jefe de laboratorio de WADA (Agencia Mundial Antidopaje) en Rusia, que supuestamente Putin cambiaba las botellas con orina, es una tontería.
“¿Qué fue al final? No quiero decir que somos ángeles, hubo ocasiones pero no fueron por parte del Estado (ruso) y el Comité Olímpico Internacional y WADA lo reconocieron. Los casos de doping tienen lugar en todos los países”, aseveró Eduard Malayán, embajador de Rusia en México.
Bienvenido México
Recibir a aficionados de todo el mundo no es un compromiso que altere la paz en suelo ruso. Al contrario, la intención es que quienes lleguen disfruten la fiesta mundialista como si estuvieran en el patio de su casa, en especial los más de 20 mil mexicanos que se contempla recibir. “Se hará mucho para que los mexicanos se sientan bien. Cerca de la Plaza Roja habrá un pabellón mexicano. En otra plaza se celebrará un festival gastronómico mexicano y es en el marco de las relaciones entre la ciudad de Moscú y la Ciudad de México. Pabellones pequeños tendrán lugar en otras ciudades donde jugará México”, apuntó el embajador de Rusia en México, Eduard Malayán.
Eso sí, no garantiza una larga estadía del Tricolor en la competencia, y eso no es producto de espionaje o contraespionaje cibernético ruso.
“El primer partido de México es contra Alemania, esto no fue hecho por los ‘hackers’ rusos, fue hecho por Maradona”, rió Malayán.