Por EDDIE PELLS y JOHN LEICESTER,
Associated Press
SAAS-FEE, Suiza (AP) — El viaje de media hora que hacen los deportistas todos los días hasta los Alpes suizos _usando dos aerosillas y cruzando un túnel en el tren subterráneo más alto del mundo para llegar a un glaciar a 3.500 metros (11.000 pies) de altura_ es un recordatorio diario del peligro que representa el calentamiento global para los aficionados a los deportes de invierno.
Al bajar del tren, cruzan un terreno embarrado para llegar a una ladera que cada vez tiene menos nieve y que está surcada por nuevas grietas. De vez en cuando escuchan el sonido de un glaciar que se parte mientras se preparan para los Juegos Olímpicos de invierno de Pyeongchang, Corea del Sur. La mayor parte de las veces los recibe un sol brillante.
Otro indicio sutil pero revelador del impacto del cambio climático en los deportes de invierno es el hecho de que muchos de los deportistas tenían trajes con el emblema de Estados Unidos. Los estadounidenses tradicionalmente no tenían necesidad de cruzar el Atlántico para encontrar nieve. Pero el calentamiento está obligando a muchos a buscar nieve en sitios lejanos, sobre todo en la antesala de los Juegos Olímpicos.
“Sin nieve y frío en los lugares donde normalmente hay condiciones frías, tenemos que venir aquí y encontrar algún sitio donde poder hacer algunos saltos”, comentó Jon Lillis, campeón mundial de saltos aéreos con esquí. “Algo que asusta diariamente a los que practicamos deportes de invierno es que las condiciones (en las montañas) no son las de antes. Ves fotos de gente esquiando en los años 70 y 80, y la mitad de esos glaciares ya no existen”.
El equipo francés de moguls acortó un entrenamiento en el glaciar de Tigner al abrirse griegas en la pista.
Uno de los miembros del equipo, Ben Cavet, se mostró sorprendido por el deterioro del lugar.
“Es una locura. Siempre pensé que eso del calentamiento global eran cuentos de mi abuelo, que me decía que hacía 20 o 30 años esquiaba en tal lugar y había más nieve”, expresó Cavet en una entrevista. “Pero ahora estamos hablando de solo ocho años. Y uno nota la diferencia. En la cima del glaciar ahora hay un gran peñasco, que antes no estaba”.